Sophie había despertado en brazos de Andreas y entonces había entrado en pánico, sólo había pensado en escapar. Había cruzado el último límite que se había puesto, se había entregado a Andreas, verlo tan vulnerable había derribado todas sus barreras y simplemente se había dejado llevar por el deseo que él le despertaba sin considerar lo que pasaría después.
Salió de la casa tan deprisa como pudo, no sabía donde ir, así que finalmente se dirigió a la casa de su abuelo.
Allí se dio un baño , aun llevaba el aroma de Andreas prendido en su piel, aun podía sentir la sensación de sus manos recorriéndola y del vaivén de él en su interior. Involuntariamente su cuerpo se estremeció al recordar la noche pasada, era como si toda ella aún ansiara el contacto de aquel hombre. Siempre había sabido que él era un seductor, pero sólo ahora comprendía de verdad lo peligroso que era, Andreas como amante era adictivo.
Pero también sabía que lo que había pasado entre ellos había sido debido a los últimos acontecimientos y que no podía dejar que él lo usara en su contra. Era el momento de terminar con todo.
Tras hacer un par de llamadas telefónicas, Andreas llegó a la mansión Tatsis.
-Vengo a ver a mi esposa – dijo simplemente y se dirigió hacia la habitación que Sophie ocupaba cuando estaba allí.
-¡Andreas! – exclamó ella al verlo entrar. De repente la habitación pareció pequeña y el aire se volvió pesado, la presencia de él dominaba todo el lugar.
-¡¡Qué diablos crees que estás haciendo!! – gritó él.
- Christos está bien, yo...
-¡Soy yo quien está a punto de pasar al otro mundo! – le replicó él e intentó controlar sus emociones.
-Olvida lo de los seis meses, Andreas. Lo nuestro termina hoy, luego buscaré mis cosas y...
-¿Perdón? – preguntó él que había pasado de la alegría al escuchar sus primeras palabras a la completa desazón al escuchar las últimas.
-Vamos a divorciarnos ahora.
-Sophie, ¿después de lo de anoche aún quieres divorciarte?.Eres mi mujer ahora...
-Andreas, una noche de sexo no cambia nada- le respondió ella y él se apoyó en el escritorio para no caer. No podía creer que ella estuviera diciendo aquello.
-¿Una noche de sexo? ¿Eso fue para ti?
-Yo...te deseaba, tú a mí. Y en la condición en que estabas ayer...simplemente quería hacerte sentir bien y pasó, sólo eso.
-¿Me entregaste tu virginidad sólo porque querías consolarme? –le preguntó él totalmente incrédulo.
-Te deseaba también, pero eso no hace que lo nuestro sea algo más, y tú lo sabes...
-¡Maldición claro no lo sé, Sophie! Eres mi mujer...
-Yo no soy de nadie , y tú mejor que ninguno lo has de saber, que haya algo físico entre un hombre y una mujer no implica nada más y por una noche no voy a sacrificar mi vida . Quiero mi libertad, ya sea que quieras o no dármela.
-¡Maldita sea tu libertad!
-Deja de maldecir y sé un poco más racional – dijo ella.
-¿Quieres que sea racional? Bien. ¿Entonces qué pasará si estás esperando un hijo mío? No me cuidé anoche...¿aún entonces acabarás con todo?- le preguntó acudiendo a la última carta que tenía.
-Eso no es posible...
-Sophie..
-Estaba tomando pastillas , no va a haber un hijo que te ate a mí.- le explicó ella. Por suerte, había tenido que tomarlas para regularizar su ciclo y por ello no existía aquel peligro.
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Rompe tu promesa
RomanceAños atrás cuando se habían unido en aquel falso matrimonio. Andreas había rechazado a su inocente esposa, Sophie, y con su terrible soberbia le había hecho prometer que nunca se enamoraría de él. "Nunca te amaré Andreas" había prometido...