19.

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Ryann.

Cubrí mis manos con las mangas del sweater, sintiendo un frío repentino calarme los huesos. La temperatura no había reducido, el mismísimo sol irradiaba por cada sombra del instituto. Pero yo tenía frío, una frigidez tan insistente que recorría mis venas desde hace semanas. Mi piel, pálida como jamás, se erizaba cada vez que lo veía con ella. ¿Tan jodidamente fácil era reemplazarme?

Aunque me sentía feliz por él. Lo veía sonreír día a día, escuchando las palabras irreconocibles que ella le decía, a lo que Logan le respondía con una carcajada para nada fingida. Era alegre. No estaba hundido como yo. Por eso me alegraba de su felicidad. Yo era la única patética aquí, y era mejor que fuera así.

Abrí mi casillero, notando su presencia a mi lado. Se encontraba como siempre, hablando con esa—llamada así porque no sabía su nombre, ni tampoco me interesaba saberlo—, mientras que sacaba alguno que otro libro de texto. Ignoraba mi presencia mientras hacía esto, lo que eran como dagas afiladas a mi corazón. Intentaba superarlo, pero encontrarlo día a día era imposible para mí. Y mucho menos, evitar escuchar sus conversaciones cursis.

—Buena noche la de ayer, bebé—dijo ella. La miré de reojo, notando que su cabello rubio ceniza le cubría parte de su perfecto rostro mientras le hacía ese cumplido. Sus uñas pintadas de un color amarillo flúor clavándose en el brazo bronceado de Logan me dieron nauseas. La mirada de Logan, notablemente enamorada, la observaba de pies a cabeza mientras que una sonrisa salía de él.

—Esta noche la superará.—contestó, atrayendo el cuerpo de ella hacia el suyo. Se dieron un cursi abrazo contra el casillero, dejándome completamente rota. Y, antes de que la cosa entre ellos se pusiera más romántica, tomé mis libros y cerré mi casillero bruscamente. Había ganado la atención momentánea de ambos, lo noté, por lo que decidí evitar sus miradas largándome de allí. 

🌙

A la noche iremos por helado con Chase, ¿quieres venir?—La agradable voz de Fawn me hizo escapar por un momento de la presión que tenía en el pecho.

Mis dedos paseaban el tenedor de un lado al otro de la pasta. Me encontraba sentada sola en el comedor del colegio. Después de clases, el frío había sido lo suficientemente insoportable para que nadie quisiera comer fuera. Se quejaban de lo fugaz que había sido el sol. Y yo, por mi parte, me quejaba de lo invisible que era en este colegio de mierda. 

«Eres muy cruel para que alguien quiera hablarte», pensé. 

Eso era verdad, pero mi nivel de crueldad había reducido drásticamente cuando Logan me hizo añicos el corazón. Sabía que era mi culpa, pero no era capaz de aceptar que las cosas no hayan salido bien.

—Con que él no venga, perfecto.—contesté finalmente, ganándome un suspiro de parte de mi hermana.

No puedes evitarlo toda tu vida.

Mi ceño se frunció, sin poder creer lo que Fawn me decía.

—¿Crees que ya no es suficiente dolor verlo día a día aquí?—inquirí, haciendo énfasis al Instituto. Noté un silencio de su parte, logrando saber que yo tenía la razón. A veces, mi hermana olvidaba parte de las cosas que le decía o me pasaban. Y, aunque me molestara, no podía juzgarla: su mundo se basaba solamente en Chase, su novio y hermano del idiota, rodeado de corazones y brillos por todos lados.

—Está bien. Intentaré que no lo lleve, pero si lo hace, tendrás que aguan...

La interrumpí.

—¡No! Si llega a estar allí, me levantaré e iré al departamento. No pienso estar más de dos minutos cerca de su presencia. 

—¡No puedes estar lejos de él toda tu vida!—exclamó, sobresaltándome al instante. Una ira inexplicable había salido de mi propia hermana, una persona tranquila e incapaz de enojarse. No tenía sentido. Y al enojarme yo también, todo parecía un torbellino de enojo sin sentido y sentimientos encontrados.

—¡No puedo hacer siempre lo que tú quieras! ¡Es mi jodida vida, Fawn, ¿entiendes?!—Mi grito irradió tanto veneno que quedé en completo asombro. Mi cuerpo era incapaz de detener el monstruo que se estaba formando dentro de mí. Y yo era incapaz de no esconderme al tener la mirada de algunos a mi alrededor clavada en mi persona. Colgué la llamada al instante.

Dirigí mi mirada a mis manos, escondidas debajo de la mesa. Miraba de reojo, esperando que dejaran de observarme. Estaba fastidiada, y la Ryann rebelde de antes luchaba inhumanamente por gritarles a todos esos hijos de puta que me miraban como si estuviera loca. Pero las pocas fuerzas que estaba teniendo últimamente me impedían abrir los labios y quejarme, a excepción de lo pasado con mi hermana hace segundos. Eso había sido un milagro, por así decir. Y rogaba volver a subir los muros como en ese momento. Añoraba el poder de defenderme, de ser la persona que siempre quise ser. Aunque dudaba si esa chica descontrolada y problemática era la realmente yo que se había escondido por años entre capas de rosa y maltrato simultáneo.

Afortunadamente, minutos después, sus miradas se habían despegado de mí. Solté un suspiro aliviado, mirando hacia arriba nuevamente.

Escudriñé a todos a mi alrededor, buscando si alguien me miraba. Mesa por mesa, risas acompañadas de charlas incapaces de escuchar se abalanzaban sobre mi soledad. Eran repeticiones de lo mismo: la típica serie estadounidense en la que todo el comedor se encontraba ambientado en amigos y parejas inexplicablemente felices. Menos yo. Era tan miserable que cada día miraba hacia la mesa de Logan y su novia, como lo estaba haciendo ahora, siendo una completa masoquista conmigo misma. Aunque sinceramente no disfrutaba tanto la situación como la definición de masoquismo predicaba. Pero ya no me dolía tan intensamente como antes, porque siempre hacían las típicas acciones de pareja: abrazarse, estar juntos físicamente, besarse y decirse palabras que desde aquí no escuchaba. Estaba a 5 mesas de ellos, pero sentía estar a su lado, oyendo y presenciando cada una de las cosas cursis que se decían entre sí.

Lo peor de esto es que no podía despegar la mirada de esa escena, mientras que un gran nudo en mi garganta iba tomando poder de mí. Y, aunque deseaba con todo mi ser que pudiera superar esta situación de mierda, me era imposible pasara el tiempo que pasara. Estaba completamente enamorada de Logan, y no podía negarlo aunque estuviera horas convenciéndome a mí misma de eso.

Bad Girl (B.G. #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora