34.

677 31 7
                                    


Ryann.

Sus manos acariciaban repetidamente mi cabello y yo, sin capacidad de oponerme, le continué el beso. Su contacto había sido brusco, como si el simple hecho de querer besarnos era una necesidad que deseaba hace mucho tiempo. Y compartía el deseo, sinceramente. Mi mano libre descendía sobre su pecho, acabando por fin con la añoranza de sentir su piel contra la yema de mis dedos. Sentía que separarnos era algo imposible, y que el simple hecho de tocarnos, nos devolvía la jodida felicidad.

Para nuestra desgracia, el contacto no duró tanto ya que, pasados unos segundos, alguien se aclaró la garganta.

Nos separamos al instante, y rápidamente miré hacia atrás.

–Veo que han regresado–Mi hermana nos escaneó de pies a cabeza. Y yo hice lo mismo. Vestía un mono color blanco junto a unos zapatos del mismo color. Llevaba un bolso negro colgando de su brazo–. Tienen suerte de que me vaya.

»»Si me disculpan...–Caminó apresurada hacia nosotros, y por acto instinto me hice a un lado. Ella pasó por mi lado, dedicándome una expresión de pocos amigos.

En escasos segundos, por fin habíamos acabado ambos solos. Me giré hacia él, teniendo sus ojos entrecerrados hacia mí.

–Siento haberte hablado mal la otra noche, Rosie. Estaba...

–¿Celoso?–Acaricié su mejilla, apreciando la suavidad de ésta. Noté como, extrañamente, un rubor se desplazaba debajo de mi mano.

–Sí. Y antes de que me regañes, no debía estar celoso–Sonreí un poco, intentando olvidar el rencor que le tenía–. Soy mejor que ese idiota–Comencé a negar rápidamente.

–No, ya la has cagado. El idiota aquí eres tú, y al apodo lo tienes desde el primer día que nos conocimos. Así que no juzgues a tu hermano ni te pongas celoso. No sé en qué mundo alternativo me ves a mí acostándome con tu hermano a escondidas de ti y de mi hermana. No sería capaz, aunque tu hermano sea igual de irresistible que tú.

–Lo último no me tranquiliza, Rosie–Frunció el ceño, cruzándose de brazos frente a mí. Genial, ya lo había hecho enojar.

–Lo dije en broma, idiota–Rodé los ojos. Mis intenciones comenzaban a ser otras, y no dudé en continuar–: Ahora ven aquí...–Se mordió el labio inferior, mirando a los lados.

–No tengo idea por qué nuestros encuentros siempre acaban en acción.

Me acerqué a él, arreglando mi cabello rápidamente con mi mano.

–¿Es que de eso no se trata? ¿Momentos cursi y otros de pasión?–Le sonreí de lado, demostrándole mis intenciones. Era un buen momento para olvidar que hasta hace 15 minutos lloriqueaba y ardía en cólera por él–. ¿O no te gusta?

–Mierda–maldijo cuando empecé poco a poco a desabrochar los botones de su camisa. En pocos segundos, ésta estaba en mis manos. Admiré descaradamente su cuerpo, rozando con mis dedos sus abdominales–. ¿No deberías darme una prenda tuya ahora? Es injus...

–¿Me contarás absolutamente todo?–Sus labios se entreabrieron, demostrándome lo sorprendido que se encontraba hacia la pregunta repentina–. Vamos, no seguiré ni un puto minuto más carcomiendo mi mente con tus secretos.

–Es que yo...–Puse un dedo en el aire, señalando que se callara.

–Nada de excusas. Me cuentas toda tu mierda o te vas de aquí y te olvidas de que existo–Ser tan directa me hería hasta a mí, pero a la vez sentía un fuerte sentimiento de poder que corría por mis venas con cada vez más amplitud–. Me has distraído mucho con tus atributos, y admito haberme dejado caer, pero ahora ya no. Mientras menos secretos hayan, menos peleas existirán.

–No tengo nada que contarte–Noté que, no sé cómo, había agarrado su camisa. Se la abrochaba con los dedos temblorosos, decidido a quizá irse. Instantáneamente, coloqué mi mano sobre las suyas, evitando que continúe.

–Sí que lo tienes. Y sabes que me jode que no me lo quieras decir. Es algo duro decir las cosas como son, pero sabes que nunca seré capaz de juzgarte, Logan. Yo también tuve un pasado difícil.

Mordió su labio inferior, observándome con una mirada indescriptible. Poco a poco, su cuerpo fue alejándose del mío, apoyando su peso sobre la pared. Quité mis manos de su cuerpo, mirándolo preocupada. Nunca le había temido al silencio, sinceramente, pero el sentimiento de vacío que sentía a causa de éste era inexplicable. Mi garganta ardía con intensidad, y mis ojos picaban, al borde de las lágrimas. No sabía cómo podíamos cambiar de situación en apenas minutos. La cosa entre nosotros carecía de sentido, y no deseaba explicarlo ahora, porque ni siquiera yo podía entenderlo.

–Hay algo... que debo contarte...–Su voz era monótona, opuesta a la tensión en su cuerpo. Sabía que le avergonzaba mostrar su sentimientos frente a mí porque, las veces que lo había hecho, nunca volvía a hablar sobre ello. Deseaba decirle que no debía avergonzarse ante mi mirada compasiva, pero sabía que no podía hacerlo. Si él quería que las cosas fueran así, que lo sean entonces–. Por favor, di algo–Sus ojos suplicantes me miraron, y el brillo en sus ojos comenzaba a asustarme. De algo malo iba a enterarme.

–Lo siento...–Acaricié su mano con la yema de mis dedos.

–Está bien...–Noté cómo dudaba por unos segundos, mirándome fijamente mientras lo hacía. Su mano se aferraba decidida a la mía, ya sin temblar–. C-Chase...

Arqueé las cejas, confundida.

–¿Qué pasa con él?–pregunté, frunciendo el ceño. Las dudas comenzaban a embargarme.

¿Le había pasado a Chase? ¿Había enfermado? ¿Algún accidente? ¿Problema familiar? Sentía miedo por el que iba a ser mi posible futuro mejor amigo, y mi corazón demostraba esto latiendo con fuerza.

–Chase...–repitió, y notaba como las palabras costaban salir de sus labios. En ningún momento su mirada se separó de mí cuando, finalmente, las palabras se escaparon de él de manera brusca–: Chase no es mi hermano.

n/a:

¡Mil disculpas por retrasarme!:(

- A.

Bad Girl (B.G. #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora