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Ryann.*

Mis ojos ardieron ante el molesto sol que se colaba por las cortinas. O eso creía, porque calculando que eran menos de las 5 de la mañana, era imposible que haya siquiera un rayo de sol. Abrí los ojos ante la continua molestia que cada vez me enfadaba más, teniendo como primera vista el cuerpo de Logan desplazándose fuera de la habitación. Algo en su andar me daba mala espina, claramente. No recordaba que él tuviera problema para conciliar el sueño, y más tratándose de esta noche que habíamos pasado. Debería estar en el décimo sueño, no haciendo un paseo turístico por el pasillo de mi departamento.

Me levanté de la cama silenciosamente, planeando sorprenderlo por donde sea que estuviese. Aunque, ante el poco disimulado ruido que causaban sus pasos y la puerta del refri, supuse que encontrarlo iba a ser más fácil.

Refregué mis ojos, intentando acostumbrarlos a la oscuridad. Era una mierda tener que despertarse por alguien a la madrugada, pero en el caso de Logan me preocupaba, ya que quizá esa acción tenía una respuesta más profunda que "porque sí".

Me desplacé con sigilo por el pasillo, intentando hacer el menor ruido posible. Estando más cerca, noté una luz naranja encendida en la cocina, remarcada sobre la espalda descubierta de Logan. Evité no quedarme hipnotizada ante su maldito cuerpo: éste era una increíble distracción para cualquier mujer que lo viera. Bajando mi mirada, me encontré con sus bóxers que remarcaba perfectamente su cuerpo. Tenía que ser sincera: él era irresistible en todo sentido de la palabra.

Reaccioné al instante, antes de que me perdiera pensando en él, y me enfoqué en su mirada perdida en alguna parte del mármol marrón de la mesada. Había un vaso de agua reposando a su lado, casi tapado por sus anchos brazos apoyados sobre el mueble. Aún estando lejos de él, pude notar su piel erizada ante la brisa de frío que entraba por una de las ventanas. A veces parecía tan vulnerable, inocente, incapaz de ser el que había sido hace unas horas y el que conocí.

Personalmente, creía que en la madrugada sus demonios se levantaban para atormentarlo, como suele pasar con la mayoría de personas con problemas.
Por lo poco que me había contado, su infancia había sido un factor que levantaba esas pesadillas. Y en peores momentos, me dijo que toda su vida no le permitía dormir por las noches.

-Ya te he visto-Me miró de reojo, y yo suspiré ante el desliz que había tenido. Distraerme era una de mis mejores habilidades-. Antes de que lo preguntes, estoy perfectamente.

Caminé hacia él.

-No lo parece-solté, sintiendo su mirada pesarme al instante-. Digo... nunca te he visto así. Tan... extraño.

-Ya te dije, estoy perfectamente-Alzó sin ganas sus brazos. Abrí los labios para hablar, dispuesta a emitir una queja, pero él me detuvo-: Ve a dormir, Rosie, por favor. En unos minutos iré contigo.

Suspiré, mirando por instantes la vela anaranjada detrás suyo. A veces desearía ser algo inanimado, sin importancia, porque así me libraría de tanto drama en mi vida.

-Sólo quiero saber si realmente estás bien-musité, cortando el tenso espacio que nos separaba. Acaricié su mano fría con la yema de mis dedos, intentando descifrar esa mirada extraña-. Sé que no es buena hora para molestarte, pero...

-Hay cosas sobre mí que no desearías saber-me interrumpió, retirando su mano bruscamente de la mía. Ese acto fue como un balde de agua fría directo a mi jodido corazón-. No quiero insultarte, ni joderte con mis problemas. Sólo déjalo estar, ¿sí?-Algo en su voz me dijo que se había enfadado y, pese a que quería ayudarlo, acabé enojándome también.

-Maldita sea, Logan. No puedo dejarlo estar, mierda. No puedo-Intenté no elevar mi tono, sin saber si era para no aumentar el nivel de lo que comenzaba a ser una discusión o para no molestar a los vecinos y llevarme una buena queja. Aunque, como tanto no me importaba lo demás, supe que la realidad era que no quería enojarme con un sensible Logan. Suspiré: no iba a pelear en la situación en la que él se encontraba-. Mejor que algún día me digas algo-Dudosa, mis brazos se cerraron en su espalda, dándole una de las pocas cosas que nos hizo sentir mejor: un buen abrazo.

Bad Girl (B.G. #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora