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Día 49.

Cuando por fin me di cuenta que las cosas no podían ir peor, lo fueron. La policía hizo que testificara contra mi padre, teniendo a éste siquiera en custodia. Desde el principio, sabía que esto no llevaría a nada bueno, y también sabiendo que lo estaba traicionando. Y estos pensamientos perduraron hora tras hora, pregunta tras pregunta en el interrogatorio, hasta que todos mis miedos se hicieron realidad.

Un miércoles decidí ir a recoger toda la ropa de mi antiguo hogar. La familia de Chase planeaba que yo me fuera con él cuando éste empezara la universidad, dentro de 1 o dos años, aunque él se iría de casa mucho antes. La cosa seguía tensa entre ambos, por lo que no tenía casi nada de información sobre el cercano viaje que haríamos. Pero debía empacar por si éste iba a ser repentino.

Día 50.

Cuando entré a mi antigua habitación, las lágrimas ya estaban descendiendo por mis mejillas. El polvo y los plásticos blancos encima de los muebles me causaban náuseas, acompañados de ganas de llorar hasta que el agua se acabara en mi cuerpo. Mi niñez y adolescencia habían acabado rápido aquí, causado por todo esto que me estaba pasando.

Carajo, debía distraerme.

Comencé a guardar mis camisas en una de las bolsas de nailon que había traído, tirándolas al azar mientras mis manos temblaban. Proseguí con los pantalones, tirando a un lado los que sabía que me iban chicos. Mi madre no podía pagar mi ropa cuando vivía, por lo que todo lo que tenía solía ser pequeño o lo que los vecinos nos regalaban.

Bad Girl (B.G. #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora