Capítulo 27

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-Tomen asiento-dijo el director, señalando unas sillas frente a su escritorio

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-Tomen asiento-dijo el director, señalando unas sillas frente a su escritorio. Ambas nos sentamos, mientras que sus amigas y los chicos se quedaron parados detrás de cada uno-. ¿Qué fue lo que sucedió?

Bastó esa pregunta para que el cálido silencio se convirtiera en un nido de voces y gritos de los que no se entendía nada. Ella y sus amigas creando una falsa versión donde yo era un monstruo, William y Luke defendiéndome como dos abogados. El director cerró fuertemente los ojos y luego los abrió lentamente, con cansancio.

-Calma, tranquilos...silencio-levantó ambas manos para llamar su atención. Luego de un minuto los cinco se callaron-. Empecemos por lo básico...¿quién comenzó la pelea?

-Ella-dijo Cindy.

-No mientas Westham-dijo serio el director Roudner.

-No es mentira. Yo empecé..-me apresuré a decir.

Me miró casi boquiabierto.

-Si, pero fue porque Cindy la molesta-dijo William, enojado.

-¡Hoy le tiró un yogurt en su blusa!-exclamó Luke.

-Fue un accidente. Ella tropezó-dijo una de sus amigas.

-Miren...es la primera vez que ambas vienen por una pelea...jamás habían causado esto. Por eso lo dejaré pasar y no tendrán que ir a detención, pero si llega a haber una segunda vez les aseguro que tienen un pase seguro para el castigo. ¿Oyeron? No quiero que esto vuelva a suceder. Y Cindy compórtate, no es la primera vez que "por accidente" se cae algún líquido en la ropa de una chica..por favor, ya basta-observé a Cindy que se había puesto roja de vergüenza...el director sabía bien que clase de persona era-. Ahora, les pido que se retiren, menos usted señorita Moseley.

En silencio, Cindy y sus amigas salieron de la oficina. Luego salieron Luke y William. Al cerrarse la puerta el director se quitó sus gafas y las comenzó a limpiar con su saco.

-Esta es..-dijo en forma de pregunta.

-La décima vez que mis pies tocan su bendita oficina-dije dejando caer suavemente mi cabeza sobre su escritorio.

Rió.

-Al menos vienes de visita-dijo encogiéndose de hombros.

-Los problemas hacen que lo visite. Ellos me insisten..-dije aún con la cabeza en su escritorio, mirando hacia el suelo-. Soy como un imán que atrae todos los problemas posibles.

-Te aseguro, querida, que algún día vendrás a mi oficina a darme buenas noticias...que te graduaste, que te sacaste la loteria...que te compraste un bolso de marca que traía plata dentro.

Un amor alocado (Skandar Keynes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora