Capítulo 40

1.2K 78 8
                                    

-Queridos hermanos, estamos aquí reunidos, para despedir el alma de Luke Nicholas Butcher.

Día gris para los Butcher, para los Moseley, para todos los que lo conocían. A pesar de estar soleado la tristeza me obstruía ver la claridad, volvía todos los colores a un tono frío y deprimente. Un sollozo provino de su madre, muy dolida, fuertemente abrazada por el señor Butcher. Yo me encontraba entre William y Sam, contenida por ellos, los ángeles que me quedaban aún.

El día anterior había sido una tortura, tanto para mí, como para ellos y para la familia Butcher. No había podido asearme y quitar la sangre de mis manos y hasta de mi rostro ya que en la fiscalía todo fue frialdad ante mi situación. Solo cuando William comenzó a gritarles fue que nos dejaron marchar a casa, prometiendo que iría una patrulla a casa para hablar con nosotros. Dormir no me hizo mejor...nada me hizo mejor.

Caminé unos pasos, lentamente hacia él, ahora ya sin vida. Odiaba los funerales...y a él que tanto le gustaba observar el cielo, ahora lo hace desde arriba. Un gran nudo en la garganta se formó, justo al tiempo que pare y quedé frente a todas esas personas. Los miré a todos, vestidos de negro, algunos con sus ojos rojos y otros con la cabeza baja. Yo estaba igual a ellos, ni el maquillaje podría tapar tanto dolor. Subí mi cabeza y los miré.

-Soy _____, era amiga de Luke...mi hermano, él y yo nos criamos juntos desde casi..los tres años-noté que William sonrió levemente-. La primera vez que hablé con Luke tenía tres años y él cuatro..habíamos ido mi familia y la de él a un lago, para pasar el día-miré hacia abajo, sonriendo, recordando claramente ese día-. Me caí al lago..y él vino a ayudarme, diciendo "puedo ser amigo de niñas que se caen por perseguir peces"...-levanté mi mirada-. Luke era un chico excepcional
...leal, inteligente, bueno, fiel..jamás le falló a nadie. Todos lo querían...siempre fue tan alegre y no tenía una pizca de maldad en su alma-tomé aire profundamente para no romper en llanto-. A Luke no le habría gustado vernos así...y yo...yo estoy segura de que...si no nos dejó en todo este tiempo, menos...lo va a hacer ahora. Luke está en nuestros corazones.

Escuché algunos sollozos y el mío se incluyó con el de ellos. Me acerqué al ataúd y toqué la madera...no estaba preparada para dejarlo ir.

-Te amo Luke-susurré, llorando.

Estaba comenzando a caer en mi interior. Habían derrumbado uno de los pilares más importantes que lograban sostenerme...e iba a ser muy difícil reconstruir uno igual.

Sentí dos brazos tomando mis hombros, alejándome de a poco. Me dio la vuelta y pude ver que se trataba de William. Me abrazó fuertemente, acariciando mi cabello. Ahí permanecimos unos dos o tres minutos, llorando abrazos. Luego nos marchamos, lentamente, aún con sus brazos en mis hombros, como si me fuera a desfallecer, me sostenía fuertemente. La madre de Luke se acercó a mí y me abrazó, mientras William hacía lo mismo con el señor Butcher. Me soltó, me miró a los ojos y sonrió, llorando.

-Gracias...

-Pude haber dicho más pero...-comencé a decir, pero se me hizo un nudo en la garganta.

-Fue hermoso lo que dijiste..-acarició mi rostro.

Tomé su mano y la apreté suavemente, alejándome de ella, para luego situarme donde me encontraba anteriormente.

Al terminar todo nos fuimos marchando cada uno por su lado. Estaba muy dispuesta a ir a casa de sus padres pero ellos me decían que estarían bien, que yo tenía que descansar. También me encontré con Chase, quien dijo que quizá necesitaría ayuda psicológica, que por mi expediente era posible que sufriera ataques de pánico o depresión, pero..me negué, al menos por el momento. No quería saber nada..ni hablar del tema.

Un amor alocado (Skandar Keynes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora