Capítulo 30

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Llegué a la confitería a la que William me había mandado. Entré y fui hasta el mostrador, en el cual se encontraban dos mujeres de unos 20 años y un muchacho de unos 16. Habían algunas mesas distribuidas con personas hablando muy alegres, tomando algo, disfrutando de una linda mañana...al menos para ellos. Me apoyé sobre el mostrador y el chico se acercó.

-Buen día. ¿Vas a ordenar algo?-preguntó amablemente.

-Buen día-sonreí. Luego saqué el papel que me había dado William-. Vine a buscar un encargo que dejó William Moseley-extendí el papel y lo tomó.

-Aaah sí-rió, observando el papel-. ¿Tú eres _____(tn), no?

-Así es, ¿cómo sabías?-pregunté.

-Además de que son parecidos...el me dijo que vendría su hermana _____(tn) a buscar todo-dijo dándome de vuelta el papel.

-Así que ya sabía que iba aceptar el muy..-murmuré y el rió.

-Ahora traigo el pedido-dijo marchándose.

-Ok-respondí, guardando el papel.

Me quedé ahí parada, esperando y observando el hermoso lugar. Por un momento sentí que alguien me observaba. Me dí la vuelta dejar con mi paranoia y vi un auto negro, con vidrios polarizados detrás del auto de William. Algo horrible corrió por todo mi cuerpo y volví a darme la vuelta...definitivamente estoy paranoica. Luego de unos minutos el chico volvió con la pequeña caja de bombones.

-Ah, también me habló algo sobre un pendiente K...no sé lo que es pero..

-Eso-me interrumpió- fue llevado a la casa de Skandar Keynes..

-¿Por qué?

-Pues no lo sé, su hermano pidió que lo mandaran allí o..tal vez hubo un error-dijo rascándose la cabeza.

-¿Y sabes que rayos es eso?-pregunté tomando la caja de bombones.

-La verdad no sé, la gente pide cada cosa cuando viene aquí..-se encogió de hombros-. Pero si fuera tú iría a buscarlo de inmediato, porque si es chocolate se derretirá.

-Voy a tener que ir...¿crees que me gustará?

-Tal vez te sorprenda-dijo riendo.

-Tú sabes algo que yo no...-dije señalándolo.

-Tú también debes saber muchas cosas que yo no sé...para eso existe la privacidad.

-Adiós..gracias-dije marchándome, riendo.

-Fue genial conocerte-gritó cuando ya estuve afuera. Hice un gesto positivo y saludó con la mano.

Como si no lo extrañara...ahora tengo que ir a su casa. Intenté llamar a William y luego a Soumaya, pero ninguno contestaba. Puse en marcha el auto y me dirigí a la casa de Skandar. A mi mente, a medida que pasaba calles y calles, venían muchas cosas que tenía que hacer. Entre ellas decirle a Skandar de mi beso con Logan...el cual estábamos a punto de ensayar. Ya habíamos bailado junto con Ezra y habíamos ayudado con algunas decoraciones para la fiesta de Halloween que se aproximaba. Tanto Logan como yo nos sentíamos algo incómodos al hacer la escena del beso, pero el profesor Darrell nos apoyaba, diciéndonos que todos ahí apareceríamos en una gran cartelera y que firmaríamos autógrafos a diario.

Al cabo de unos minutos llegué a la casa de Skandar. Estacioné el auto frente a la verja, que estaba abierto y pasé, poniendo la alarma al auto. La casa parecía muy silenciosa. Llamé a la puerta, golpeando.

-¡Sou! Soy yo, _____(tn)-exclamé-. La verja estaba abierta así que entré.

Se escucharon pasos, suaves pero rápidos. Acomodé mi vestido. El picaporte se movió y la puerta cedió. Quién podría decir que hoy mismo...hoy mismo, vería esos ojos café, sus tiernas pecas y su sonrisa perfecta.

Un amor alocado (Skandar Keynes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora