Capítulo 36. Maratón: Especial Skandar Keynes 1/3

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-Las encontré-dijo Luke cuando llegó, agitado.

Tomé la chaqueta que tenía en la cintura y la puse debajo de la cabeza de Skandar. Luego dirigí mi mirada hacia Luke, que se había puesto de cuclillas.

-Escucha, haremos esto-dije y él asintió, sin hablar-. No dejaremos el auto de Skandar aquí. Tú me ayudarás a meterlo en su auto, el cual yo manejaré y me ayudarás también a meterlo a su casa.

-De acuerdo. Pero...¿por qué hiciste que trajera las llaves de mi auto?

-Porque si ambos nos vamos en el auto de Skandar, ¿en qué te volverás luego?-planteé.

-Lo entiendo-se apresuró a decir.

Bajé mi cabeza y parte de mi torso. Luke levantó uno de los brazos de Skandar y yo el otro, poniéndolo sobre mi hombro. Él seguía despierto, pero muy débil. Con mucho esfuerzo, hice fuerza con mis piernas y ambos lo levantámos. Con cuidado nos dirigimos a su auto y lo recostamos en los asientos traseros.

-Tratemos de no separarnos demasiado-grité a Luke, cuando fue hasta su auto.

Subí, puse el seguro de las puertas, abroché el cinturón y me puse en marcha. Esta era la segunda vez que llevaba a Skandar por sentirse mal...pero ahora no sólo era eso, tenía fiebre, su pulso estaba acelerado, estaba sudando y ya comenzaba a delirar.

-Ya vamos a llegar, cariño, descuida-murmuré, cuando paré en el semáforo. Repetía una y otra vez que se sentía mal. Me alargué un poco y volví a tocar su frente. Seguía muy caliente.

-Oye...sabes qué, siempre quise saber...¿por qué a los camareografos no les sucede nada durante la grabación de las películas? Como por ejemplo las de acción..o las de zombies, ¿por qué los zombies no muerden a los camaréografos?-dijo sin que sus palabras se entendieran, era más un balbuceo.

-Amor, tú has estado en el set...¿por qué preguntas eso?-pregunté, avanzando.

-Nunca he estado con zombies...con unicornios sí, pero con zombies no-respondió él, sentándose.

-Acuéstate por favor...estás mal-me apresuré a decir.

-Basta de tanta crueldad-dijo con voz seria.

-¿Qué?-pregunté confundida.

-Si no eras tú, tarde o temprano iba a ser yo-volvió a decir, con el mismo tono.

-Ay no-solté-. Skandar, acuéstate..no comiences a decir tus líneas.

-¿Puedo cantar?-preguntó con la voz quebrada.

-¿Tan difícil es hacerme caso Skandar Keynes?-repliqué.

-Aaaaa laaaa víbora víbora de la mar, de la mar-comenzó a cantar.

Y así estuvo la mitad del viaje, olvidando la letra de la canción y alternándola con otras. Cuando estuvimos a punto de llegar se quedó callado y volvió a recostarse, con las mejillas rojas. Paré de inmediato el auto apenas entramos y bajé.

-¿Sigue igual?-preguntó Luke, dirigiéndose al auto de Skandar.

-Está delirando de la fiebre-dije preocupada-. Vamos rápido...temo que le den convulsiones.

Lo bajamos con el mismo cuidado con el que lo habíamos subido al auto y nos dirigimos a su casa. Luke se quedó sosteniéndolo y yo me acerqué a la puerta, buscando las llaves en mis bolsillos. Cabe decir que al estar nerviosa era algo complicado buscarlas, pero pude hacerlo. Abrí rápidamente y volví a mi lugar. Entramos y subimos escalón por escalón, lentamente, hasta su habitación.

Un amor alocado (Skandar Keynes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora