-Vaya, Callie Martins vuelve a venir por las andadas. - Me miró como me sentaba.
- ¿A caso pensabas que no vendría? - Se encogió de hombros. No era la respuesta que esperaba, pero era mejor que nada. Me senté a su lado, ese día también estaba sentado en el respaldo, pero yo decidí sentarme abajo.
- ¿Por qué no subes?
-Me mareo estando ahí arriba. - Se rio. - Me siento más segura desde aquí, la última vez casi me caigo varias veces.
- ¿Y no quieres que se vuelva a repetir, ¿no? - Negué con la cabeza y él también bajó y se sentó en el banco blanco como toda la gente normal se sienta en un banco. - Veo que tienes pocas agallas Martins, Callie Martins. Tienes que ser más valiente, en este mundo solo sobreviven los valientes.
-No creo que por el simple hecho de que esté sentada aquí, cambie algo. No soy menos valiente por estar sentada aquí y no arriba. Sigue siendo toda la misma perspectiva. Solo hay que mirarlo de otra forma.
-Discrepo, discrepo como en casi todo lo que dices. Pero como tú misma has dicho, que todo es cuestión de perspectivas y opiniones no voy a decir nada al respecto. - No sabía que decirle, no sabía que contestarle, porque a pesar de todo me había quedado muda. - Pero lo importante es lo que estaba diciendo, la gente que no es valiente no dura. No puede vivir en este mundo un cobarde...
- ¿Tú te consideras un cobarde? - Me miró. Sonrió.
-Genial, veo que vas aprendiendo del maestro, eso de cortarme ha estado bien. Me siento orgulloso.
-Genial, yo también ¿Pero tú eres valiente o cobarde? Estabas sentado ahí arriba y al poco te has bajado, no has demostrado ninguna resistencia en bajarte, aquí. - Congelé el momento y sin quererlo ni beberlo, lo dije. - Conmigo.
Me miró, sus ojos marrones. Detrás de esas lentillas debían haber unos ojos de un color imposible. De un color que no me imaginaba y que si algún día veía no podría describir.
-Quería sentarme contigo porque después vas diciendo que estoy encima de la cadena alimentaria y ahora mismo, tú te me estás comiendo, pero respondiendo a tu pregunta. - Se calló, me miró. Se acercó, me puso un mechón de pelo detrás de la oreja y me susurró. - ¿Tú qué crees que soy, valiente o cobarde? - Y se me erizó el pelo, un escalofrío me recorrió toda la espalda y en un momento entre el que se acercó me olvidé de respirar, como antes, como muchas veces más. Cuando reaccioné, su olor estaba dentro de mí. Era algo que nunca había olido antes, era un olor que me gustaba. Que probablemente si lo había hecho. Probablemente cada día. A lo mejor era la colonia que usaba mi padre, pero era mejor que ella. Olía mejor que todas las colonias del mundo.
Y se fue, ya no estaba.
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Atentamente, tu Alex || en corrección ||
Short StoryCallie Martins, una chica con amigos que vivía bajo la sombra de su hermana. Solo necesitaba una fuga de escape. Alex Hudson, un chico sin amigos que vivía en un mundo lleno de conocidos. Solo necesitaba... él sabía que necesitaba. Un parque lleno d...