EPÍLOGO

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Estaba delante del espejo. Día 14 de febrero ¿Qué irónico, verdad? La vida suele ser muy irónica. Me arreglé el vestido negro y me cubrí los hombros con una americana, también, negra. Cogí las gafas de sol que estaban encima del escritorio. Pero antes de ponérmelas miré arriba. Acaricié el cuadro que contenía la carta de Alex.

-¿Estás cariño?- Mi madre gritó desde abajo. Cogí una hoja doblada mil veces y me la guardé en el bolsillo.

-Sí, ahora bajo.- Volví a mirar la carta.-Hoy es tú día. Hoy es oficial el día más feliz de tu vida.- Lo acaricié y bajé.

Entré en el coche, estaban todos ahí. Yo sonreía. Supongo que era algo raro, el día del entierro de Alex que sonriese. Pero lo había comprendido, en el fondo él había creído siempre más en la muerte que no en vivir. Ahora él era feliz estuviese donde estuviese.  Miré al cielo por instinto, me abroché el cinturón y les dije a mis padres.

-Vamos con tiempo, ¿podemos pasar por unos sitios primero? - Ellos asintieron y los indiqué hasta el primer lugar.

Acaricié el banco. Me imaginé a Alex sentado en el respaldo fumando, tirando las coletillas al suelo. Me sequé unas lágrimas y sonreí. Donde habían estado escritos nuestros nombres había otro mensaje: 5:00 am y todavía estoy aquí, en el parque, pensando en ti sin parar. La piel se me había puesto de gallina. A esa hora había llegado la llamada. Acaricié el mensaje.

-Son las 10:00 am y sigo pensando en ti.- Cogí un permanente y escribí: este banco pertenece a Alex y Callie. Y por último, en el respaldo: Descansa en paz pequeño rebelde. Realmente no sabía si eso es lo que él habría querido, pero era lo que yo necesitaba. Me puse las gafas y me dirigí al coche. Entré y nadie dijo nada. Le indiqué a mi padre la siguiente parada.

El lugar era un poco oscuro. Estaba todo decorado con fotos de tatuajes, piercings y diseños distintos. Al poco tiempo salió un hombre de detrás de la cortina. Me miró, parecía no ser muy simpático. Me saqué las gafas y por instante creo que ese hombre me reconoció. Abrí la boca.

-Sé quién eres. Eres la segunda mitad de Alex ¿verdad?- Asentí.- No quiero darte el pésame, no quiero decirte lo siento porque realmente no lo hago. Ese chico necesitaba liberarse de todo lo que llevaba encima.- Asentí, unas lágrimas se me escaparon y me las sequé rápido. En el fondo estaba feliz por Alex.-Si lo ves, dile que lo echaré de menos.- Volví a asentir.

-Gracias.- Me volví a poner las gafas y me fui.

Estaba en una sala vacía. Era un poco tétrico todo. La sala estaba en silencio, todo el mundo estaba dándole el pésame a la familia, o sea su madre. Solo estábamos Alex y yo. Me acerqué. Le acaricié la mejilla. Cerré los ojos y me imaginé como sonreía. Las lágrimas corrieron por mis mejillas y esta vez no me las sequé.

-¿Sabes qué? Hoy me he encontrado al hombre de los tatuajes y me ha dicho que te echará de menos. La verdad es que era un tipo distinto, ¿no crees?- No esperé una respuesta porque sabía que Alex, a veces, no respondía. Solo pensaba.- Pero que te voy a contar yo a ti. Conoces mejor a las personas que yo misma. Pero en algo ese hombre tiene razón, dice que te va a echar de menos y eso que solo te conoce de unos minutos. Imagínate por un momento lo que te puedo llegar a echar de menos yo. Porque ahora tengo todos los domingos vacíos. Aunque quizá me apunto a hacer alguna cosa como danza o chino.- Esperé oír su risa en mi interior, me esforcé en recordarla porque ya no habría más.- Sí, la verdad es que yo tampoco me imagino bailando. Bueno, ya te contaré algún día que voy a hacer. Pero he venido a decirte lo mucho que te quiero por si no lo sabías todavía.- Una mano se me puso por detrás de un hombro y me abrazó, olía a Alex y mis lágrimas salieron solas. Mi Alex abrazándome otra vez. La miré. Su madre estaba sonriendo. Supongo que entendió lo mismo que yo.- Porque Alex, yo te quiero mucho y te voy a echar tantísimo de menos. Pero no importa porque tú eres feliz, yo lo sé.

Y le acaricié la mejilla otra vez. Abracé a su madre. Y dejamos la sala.

Estaba de pie en el astrillo. Miré enfrente, estaba su madre y a su lado Thomas, mi familia, David y mucha gente que jamás había visto. En el último momento vino un hombre. Me cogí a la madera, era el retrato vivo de Alex, a pesar de que él y su madre no se parecían en nada, ambos eran un retrato de su hijo. Se acercó a su madre y la abrazó. Me sequé las lágrimas. Del bolsillo me saqué la hoja y la empecé a desdoblar. Las manos me temblaban, miré enfrente. Mi madre asintió, pero yo no la buscaba a ella. Su madre también me asintió. Pero yo no las buscaba a ellas. Lo buscaba a él. Miré al fondo y vi a Alex. Entonces me fijé en la hoja y empecé a leer.

"Querido Alex,

Estés donde estés, sé que eres feliz. Ahora sí que lo eres. Y no hay nada que me haga más feliz que eso. Quiero que sepas que me ha costado mucho escribir esta carta porque al fin y al cabo quería que fuese tan perfecta como la tuya. Y dejaré que te la lleves como yo tengo la mía en mi cuarto.

Sé que cuando me escribiste la mía no esperabas una respuesta, pero no he podido resistirme a contestarte porque yo también quiero que tengas un recuerdo mío al que fijarte cuando te sientas solo, triste o feliz porque tú eras quien me ayudaba cuando me encontraba así.

Cuando me dijiste que no era culpa mía el hecho de que te fueras solo me hizo sentirme peor porque tan solo podía pensar en que yo te di el coraje para ser valiente y ser ese botón cansado que sale de la caja. Ahora, me he planteado todas esas preguntas que me hiciste al largo de todo este tiempo. Y sé, que el fondo valorabas la vida tanto como yo lo hacía, pero de otro modo.

Aunque al final de nuestra relación descubrí tu pequeño secreto solo quiero que sepas que eso no me impidió quererte igual o incluso hizo que te quisiera aún más. Porque Alex tú eres único, no un eras, porque dentro de mi corazón sigues teniendo un hueco y sigues siendo ahora. Es como si te tomaras unas vacaciones eternas. Sigues siendo mi Alex.

Por último, quiero que sepas que voy a cumplir tu sueño, voy a vivir mi vida como tú querías que la viviera. Sin olvidarte y feliz. Porque en cada cosa que haga te tendré presente. No te voy a olvidar. Por cierto, hoy he ido a ver el banco. He vuelto a escribir nuestros nombres. Pero no solamente voy a vivir una vida feliz, sino prometo que cuando llegue mi final, cuando haya encontrado todas las respuestas de la vida prometo ser feliz. Prometo dejar este mundo como tú lo hiciste, feliz y sonriendo.

Solo quiero que me prometas que no dejarás jamás de brillar porque yo necesito a mi Sol brillando.

Nos vemos dentro de mil eternidades.

Atentamente,

Tu Callie."

Atentamente, tu Alex || en corrección ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora