Me senté a su lado. Esa mañana no parecía oler. Tenía ojeras debajo de los ojos y miraba el suelo. Su pelo parecía más largo de lo normal y le tapaba los ojos. No parecía él, se le veía dejado, no estaba allí, solamente su cuerpo, pero él no. Alex no estaba ese domingo
-He estado pensando.
-Vaya, ¿Tengo que sorprenderme? No sé si es un hábito muy común en ti, pero...- Me levanté del banco y me lo miré, no levantó la cabeza.
-Eres un estúpido y un creído y un...
Levantó la cabeza, tenía muy mal aspecto. Se le veía más delgado que de costumbre y parecía no haber dormido. Se dio cuenta de que lo estaba mirando y procedió rápido a contestarme.
-Te corrijo. Soy un creído, fumador, idiota y teñido. Pero sí, a lo mejor soy un estúpido, pero sigues viniendo cada domingo aquí a pesar de que sea un creído, un fumador, idiota y teñido. Así que hay algo que no estaré haciendo del todo mal.
- ¿Te acuerdas de lo que te dije? Pensé que lo había dicho más flojo.
-Ya ves que no. Así que vuélvete a sentar y dime en que has estado pensando. Y puedes ahorrarte el numerito de no querérmelo decir porque ambos sabemos que lo acabarás haciendo.
-Tranquilo. - Le obedecí. – He estado pensando en si eras cobarde o valiente...
-Y tu conclusión es...
-Mira, me gustaría que por un día no fueras tan impaciente. Así lo estropeas todo, te estropeas a ti mismo. Y creo que vales mucho más que todo esto. Te comportas así porque sufres, sufres como nadie y todo esto es una fachada. Y me estoy replanteando mi conclusión.
-Creo que será mejor que me vaya. - Se levantó del banco, apagó el cigarrillo en él y se lo puso en la oreja.
- ¡No! Te tienes que esperar, yo te he escuchado siempre, tú me escuchas ahora. Si te vas, voy a creer que eres un cobarde. - Se paró. Me miró, nos separaban unos cuantos pasos, pero sabía que había algo que lo mantenía allí.
- No pensaba que tuvieras agallas, pero... ¿Eso crees? ¿Crees que soy valiente?
-Tampoco he dicho eso. La conclusión a la que llegué el otro día fue que no eres un cobarde. No tienes miedo a lo que piense la gente. Eres valiente porque...- Hice un movimiento con las manos lo señalé con ellas. No sabía muy bien que decir, las palabras salían de mi boca sin que me diera tiempo a pensar. -Mira hasta dónde has llegado. Si crees que solo la gente valiente puede vivir, entonces mírate. Estás aquí y a pesar de todo, a pesar de no saber tu historia, sé que ahí dentro hay alguien valiente. Si quieres puedes comerte el mundo. Yo creo que no eres un cobarde. Yo creo en ti Alex Hudson, sé que eres valiente.
Sé quedó ahí, algo se me atragantó en la garganta. No podía decir el qué, porque no sabía que estaba pasando. Se tomó su tiempo, como solía hacer así que pude reflexionar y llegar a la conclusión de que se me habían atragantado las palabras ¿Cómo se suponía que podía salir de ahí? Antes habían salido con tanta fluidez, en cambio ahora se habían quedado dentro de mí. No sabía que había dicho porque en el fondo no lo recordaba, tenía un discurso medio preparado y me había imaginado como iría la conversa, pero para nada era como la situación actual, había entrado en pánico e inventé, me dejé llevar. No sabía si él era cobarde o no. No creía en que fuese valiente. No creía en nada ahora mismo, solo quería que dijera algo. Se acercó a mí.
-Te equivocas, no soy valiente. Toda la vida he sido un cobarde y lo seguiré siendo porque no soy capaz de hacer aquello que más quiero en este mundo. Y por mucho que tú me digas que soy valiente, por mucho que tú me hagas creer que soy valiente, aunque sea solo por esas milésimas de segundo que duran las palabras desde que salen de tu boca hasta que se desvanecen en el aire, solo por ese simple momento me sirve. En ese momento, pero el fondo no porque todo se acaba. Como se acaba enfriando un café demasiado caliente, como se acaba un cigarro, como el tiempo pasa, como la gente cambia. Nada es para siempre y esa sensación de sentirme valiente desaparece en cuanto tú te vas. Y por mucho que me lo dijeras cada día, necesitaría a alguien como tú, a ti, a mi lado cada día durante toda la eternidad. Pero tanto tú como yo sabemos que eso no es posible. Porque tanto tú como yo sabemos que soy un cobarde. Sabemos que nunca podré hacer todo aquello que quiero, que siempre estaré atado a mis ideales. Que a pesar de que me quieras, a pesar de todo. No hay nada, solo soy un cobarde que te espera cada domingo y teme que un día no vengas.
Y salí corriendo, nunca había corrido de tal forma. Las lágrimas se iban hacia atrás, porque a pesar de que estaba en estado de shock nunca había oído nada como eso porque en el fondo algo cambió dentro de mí. Porque esas palabras me habían hecho cambiar porque yo también era una cobarde, había huido de allí en cuanto me había puesto presión. No podía volver, pero no podía esperar al próximo domingo.
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Atentamente, tu Alex || en corrección ||
Short StoryCallie Martins, una chica con amigos que vivía bajo la sombra de su hermana. Solo necesitaba una fuga de escape. Alex Hudson, un chico sin amigos que vivía en un mundo lleno de conocidos. Solo necesitaba... él sabía que necesitaba. Un parque lleno d...