15. Susurros y sonrojos

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Capitulo 15: Susurros y sonrojos.
Maratón 1

Después de la excursión a la valla, nos dan el resto del día libre. Me paso la tarde con Uriah, Lynn y Marlene y decido no ir a entrenar ese día. Se que Eric no va a aparecer, así que tampoco me preocupo.
Nos lo pasamos genial riendo y haciendo bromas durante toda la tarde.
Lynn reta a Uriah a comerse un pequeño gusano y Uriah, tan orgulloso como es, lo acepta. Aunque me da mucho asco cuando se la mete a la boca y lo mastica, me río mucho con su cara de nausea y sus arcadas. Paso una de mis mejores tardes en Osadía y me voy a la cama temprano, preparada para despertarme como una rosa por la mañana.

-0-

Me despiertan los ruidos de los colchones rechinando, de la gente corriendo y bajando de las literas, y la agradable voz de Eric gritándonos. Todavía no ha salido ni el sol, ¿se puede saber porque nos despierta?

- ¡Todos arriba!-ruge Eric al lado de mi litera (que es la más cercana a la puerta). Tiene una linterna en la mano y es lo único que ilumina la habitación. A su lado, Cuatro con los brazos cruzados y totalmente serio.
Por un momento, mi mirada se cruza con la de Eric y me quedo mirando fijamente sus hipnóticos ojos azules. Este momento solo dura unos segundos y es su firme voz la que me saca de mi profundo y estúpido estado de trance:
- ¿A qué esperas, iniciada? ¿Es que no me has oído? ¡Todos arriba!
Hago lo que ordena y me desprendo, con mucho trabajo y fuerza de voluntad, de mis preciadas sabanas. Es entonces cuando me acuerdo de que no llevo pantalones, tan solo una camiseta negra larga que me llega hasta la cintura baja y unos culots del mismo color. Noto como la mirada de Eric se desvía ligeramente hacia mis piernas desnudas, para luego volver al frente. ¡Será pervertido!
-Bonito pijama, cordialita-dice Eric con una sonrisa en la boca, mirándome de reojo. Mis mejillas se tiñen de color rojo en apenas unas centésimas de segundos. ¡Imbécil pervertido! Y no satisfecho con eso añade con una sonrisa aún mayor: - Muy sexy.
Estoy segura de que ahora mi cara parecía un verdadero tomate recién cogido del campo. Le hubiera contestado si no estuviera tan ocupada intentando ponerme los pantalones a la velocidad del rayo.
- ¡Tenéis cinco minutos para vestiros y reuniros con nosotros en las vías del tren!- brama Eric-Vamos a hacer otra excursión.
Me cambio de camiseta a una más apropiada y me pongo los zapatos. Salgo corriendo detrás del grupo de trasladados, camino a las vías del tren. Acostumbrada ya al calentamiento de los entrenamientos, esta pequeña carrerita no me hace ni sudar. Llegamos un poco cansados a las vías del tren, justo detrás de los nacidos en Osadía. Al lado de las vías, hay una pila con pistolas negras y, al lado de esta pila, hay cajas de lo que parece ser munición. Me acerco un poco más, apartando a la gente, para poder leerlo que pone en la etiqueta. ?Balas de pintura?.
- ¿Es que vamos a disparar a algo?- escucho a Cristina farfullar.
-¡Que todo el mundo elija un arma!-grita Eric.
Todos se abalanzan sobre la pila de armas. Yo, como estoy cerca, cojo la primera que pillo y una de las cajitas de munición. Me alejo de la pila y del bullicio, y me acerco a Eric y a Cuatro. Escucho su conversación mientras me cuelgo el arma a la espalda, de manera que la cinta cruce mi pecho.
-¿Hora de llegada? -pregunta Eric a Cuatro.
-En cualquier momento -responde este, mirando el reloj-. ¿Cuánto tiempo piensas tardar en aprenderte el horario de los trenes?
-¿Para qué me lo voy a aprender si te tengo a ti para recordármelo? -responde Eric, empujándole el hombro.
Un círculo de luz aparece a mi izquierda, lejos. Crece cada vez más conforme se acerca. Es la luz de el foco del tren. Sin esperar a nadie, Cuatro salta el primero, detrás de él Tris. Después, tras farfullar algo inentendible, sube Eric. Yo corro paralela al tren, sin esperar a nadie, ni a Uriah ni Lynn ni a Marlene.
Eric se queda de pie, sujetándose en el agarradero y observando cómo vamos saltando. Cuando casi voy paralela a su vagón, clava su mirada en mí.
- ¿Necesitas ayuda, iniciada?- me grita para hacerse escuchar por encima del ruidoso viento, tras pensárselo un rato.
-No- contesto entre jadeos, también gritando.
A pesar de mi respuesta, Eric me coge de la cintura y me ayuda a subir. Nos quedamos a unos centímetros de la cara del otro, mirándonos y de pie. Su mano seguía en mi cintura y sentía sus fríos y largos dedos rodear mi cadera. Solo de pensarlo sentí como mis mejillas se encendían poco a poco.
Sacudí levemente mi cabeza y entre al tren. Tras eso, él me siguió.
-Te he dicho que no necesitaba ayuda- me quejé mirando al suelo y sin mirarle, intentando que no notara que tal tontería como cogerme de la cintura me había ruborizado. ¡Qué estúpida!
-Ya- dijo encogiéndose de hombros. Se puso justo detrás de mí y acercó su boca a mi oreja, como hizo aquella vez en el ático. Estaba tan cerca que sentía su respiración golpeando mi oído. Y en un tono más bajito susurro: -. Pero me gusta hacer que te sonrojes.
- ¡Yo no me...!- empecé a gritarle, mientras se alejaba, preparada para defender mi mentira. Pero luego me di cuenta de lo que estaba a punto de gritar. ¿De verdad quería soltar "¡Yo no me he sonrojado!" delante de todos en el tren? No, definitivamente no.
Busqué a Uriah y me senté entre Lynn y él en el suelo del tren.
- ¿Qué te ha dicho Eric?-preguntó Uriah. ¿Por qué tenía que ser tan jodidamente curioso?
-Eso-se añadió Lynn a la conversación-Lo he visto muy pegado a tu oreja...
¡No lo sabía ella bien! Mi mente pensó rápidamente en una escusa.
-Solo me estaba echando la bronca-mentí-Ya sabéis, siempre discutiendo...
La mentira coló sin problemas. No creo que hubiese sido buena idea contarles lo que de verdad me había dicho...

SOMETHING BETTER~DIVERGENTE (Eric Fanfic)// TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora