Sueños

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Me encontraba completamente solo en la cubierta del barco de los Mugiwara, nervioso por la llegada a Dressrosa, que cada vez estaba más cerca. Tenía el presentimiento de que si estaba junto a Mugiwara-ya todo iría bien. Hasta sus nakamas, que siempre se estaban quejando de sus acciones infantiles, confiaban plenamente en él.
Y no me parecía nada extraño porque el pequeño moreno tenía un aura muy atrayente y, día tras otro, notaba como mi cuerpo quería estar más cerca del suyo.
No era un pervertido, solo quería tocar su suave piel y besar todas y cada una de las partes de ésta.

Me desperté la mañana siguiente, dándome a entender que me había quedado completamente dormido pensando en mi aliado. Lo bueno es que seguía solo, ya que nadie se había levantado tan temprano tras la gran celebración sin motivo que hubo ayer en el barco.
Me dirigí a Caesar, el cual se encontraba soñando vete a saber qué pero, por la sonrisa perversa que formaban sus labios, intuí que no sería nada bueno. Le di una ligera patada en la espinilla, haciendo que el científico aullara de dolor.

-Vaya, así que estás despierto-Dije sonriente a modo de buenos días.

-Maldito idiota. ¡Cuando Joker venga a salvarme le diré que te arranque los ojos!-Exclamó, haciendo que el nombre que acababa de pronunciar provocara en mí un escalofrío.

Lo ignoré y me fui, ya me había entregado suficiente diversión.

-Ah, y en cuanto al mono ese-interrumpió mis pasos y lo miré advirtiéndole de la ira que caería sobre él si ponía una mano encima de Mugiwara-ya- estoy seguro de que Joker no lo dejará salir impune. Seguramente lo atará al mástil del barco desnudo, para que puedan deleitarse con tan maravillosa vista.

Sabía que no lo estaba diciendo en serio. En primer lugar, desde que conocía a Doflamingo siempre había estado con mujeres y, en segundo lugar, creo que la única atracción que ha sentido este trozo de mierda venenosa ha sido hacia su jefe, atracción que nunca será correspondida. Pobrecito.

A pesar de saber eso, no pude evitar que mi sangre hirviera.
Me acerqué a Caesar, que aún estaba sentado en el suelo y con aquella sonrisa tan molesta que pronto se esfumaría.

Lo agarré de su bata, antes venenosa, pero gracias a las esposas de kairoseki ese efecto había desaparecido, y levanté mi puño dispuesto a marcar su cara con él.

No era alguien que perdía la cordura tan fácilmente, pero que dijeran algo malo sobre el hombre del que estaba enamorado me enfurecía tanto que mi sentido común se esfumaba, a pesar de ser cien por cien consciente de que mi aliado podía cuidarse solo, ya que era poseedor de una fuerza monstruosa, comparable con la mía.

Justo en el momento en el que mi puño iba a chocar con la cara de Caesar, un gritó interrumpió el impacto.

-¡Torao!-El pequeño tanuki-ya estaba en la entrada de la habitación de los chicos con una pequeña manta en la mano y aún medio dormido-Tú como doctor deberías saber que no se puede golpear a un paciente que se está recuperando-Continuó mientras se acercaba al científico de pelo morado para revisarle.

-Tienes razón, tanuki-ya-Me disculpé, escondiendo la cólera que había nacido en mí hacía unos minutos por culpa del "paciente"-. Estoy agotado. Práctimante no he dormido, debe ser eso la causa de mi comportamiento.

-En ese caso puedes ir a descansar. Si lo que te preocupa es Caesar, yo me encargaré de él-Me propuso mientras hacía pruebas de visión al causante de la conversación.

-No creo que pueda volver a dormir-Formulé mientras me retiraba hacia el mástil, dispuesto a apoyarme en él y despejar un poco mi consciencia de tantos pensamientos.

Pero me era imposible: cada vez que intentaba dejar mi mente en blanco aparecía Mugiwara-ya sonriendo, como era característico en él, y mirándome fijamente.
Estaba empezando a obsesionarme y la obsesión nunca era algo bueno. Debía aprender a controlar mis instintos. Quizás evitando a Mugiwara-ya un tiempo... ¿Qué estaba diciendo? A parte del hecho de que viviéramos -yo de forma provisional- en el mismo barco, sabía que me era imposible apartarme de él.

ProvisionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora