Prólogo

841 63 26
                                    


-Muy bien niños, su padre está a punto de llegar y saben que le gusta que a estas horas ustedes ya estén en sus camas.- Decía mamá secando sus manos en el delantal que llevaba puesto. Papá solía molestarse si estábamos por ahí cuando él llegaba de su trabajo. Siempre ha sido de un muy mal carácter. Yo le tengo miedo, y no me agrada como me mira, ni como mira a mamá al estar ella conmigo.

Le hice caso y caminé a mi habitación una vez que ella deposito un beso en cada una de mis mejillas, al igual que con mi hermano mayor. Mi hermano también tiene un carácter malo, casi igual al de papá, pero cuando me mira no es lo mismo que cuando lo hace papá. Siempre me está molestando, roba mis juguetes y rompe mis cosas. Mamá lo sanciona cada que puede, pero a papá no parece importarle, él hasta lo felicita cada que me hace llorar, siempre dicen que de esta forma me haré más hombre.

Estaba a punto de entrar en mi habitación cuando sentí como me pateaba la espalda fuertemente, haciéndome chocar con la puerta. Lágrimas silenciosas bajaban por mis mejillas, no quise hacer ruido para no armar un alboroto a estas horas, menos por qué papá podría golpearme peor si le pongo de malas al llegar de su trabajo.

-No lo arruines bastardo... quédate ahí dentro y que ni se te ocurra salir, idiota.- Hablo para después encerrarse en su habitación, pude escuchar cómo le ponía el seguro a su puerta.

Bastardo... nunca me han dicho lo que significa esa palabra. Papá y Jihyun me lo dicen muy seguido. Cada que le pregunto a mamá sobre el significado de esa palabra solo me dice que no haga caso, que es una palabra sin importancia, y que yo no soy nada de eso, esas palabras siempre acompañadas de un bonito beso en la frente.

Me metí en mi cama, abrazando al señor sonrisas, mi mono de peluche, y trate de dormir cerrando los ojos. Cuando estaba a punto, oí como la puerta de la entrada se abría con brusquedad. Había hecho un sonido muy fuerte y me tensé en la cama. Papá de nuevo vendría mal, oliendo a esa cosa que toman los adultos, ese alcohol que hace que siempre esté de un humor peor del de siempre.

Mamá...

Fue lo único que me pasaba por la mente, siempre que papá llega en ese estado, mamá, mi hermano o yo pagamos las consecuencias. No quería que le hiciera nada nuevamente, su ojo a penas estaba desinflamándose, su rostro ya tenía muchas cicatrices, al igual que los moratones del cuello, brazos y otras partes del cuerpo que he llegado a ver en ella.

Lágrimas, de nuevo las lágrimas se hicieron presentes, resbalando por mi rostro rápidamente, comenzaba a asustarme y sentir miedo, mucho miedo con solo pensar que papá podría hacerle daño de nuevo. Tomé al señor sonrisas fuertemente y me acerque a mi puerta, pegándome a ella. No escuchaba nada, tan solo el sonido de la televisión de la sala, las voces de mis padres no estaban, ¿a caso no había llegado enfadado? Comencé a tranquilizarme, a bajar la guardia nuevamente, y cuando estuve a punto de ir de nuevo a meterme bajo las cobijas, un estruendoso golpe se escuchó en el piso de abajo.

¡Mamá!

Sólo pensaba en ella, no quería que le hiciera nada malo, no de nuevo, de seguro hice algo mal y se querrá desquitar con ella. No podía permitirlo, ella era mi madre, no me gustaba verla llorar, ni con golpes, ¡ni mucho menos sangre!

Salí de mi habitación con cuidado, tratando de que no se escuchara el crujir de mi puerta vieja y que mi hermano saliera y me golpeara por desobedecerlo.

-¡Eres mi esposa! ¡Harás lo que yo te diga maldita perra!- gritó furioso papá.

-¡Entiende, que tengo la regla! Me duele el vientre, no puedo...- Se calló de pronto y el sonido de la mano de papá chocar contra su mejilla me erizo el cabello de la nuca.

Revenge (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora