El niño del que nunca hablé

Veintisiete

Hace poco sentí que el tiempo estaba persiguiéndome, que estaba acabando conmigo.

Ahora es lo contrario, es como si el que estuviese persiguiéndome fuera un anciano.

Y no estaba del todo mal porque, disfrutaba la secundaria.

Solo...cuando no tienes un motivo por el cual venir a la escuela, puede llegar a ser un poco aburrido.

Ya no es emocionante y no se siente como una nueva aventura.

Lili hizo otra amiga, ahora las tres nos sentamos a comer nuestro almuerzo. Se llama Ana.

Me encontré a mí misma riendo, olvidando lo que me hacía sentir triste.

Tener nuevos amigos es fantástico.

¿Por qué no lo intente antes?