Setenta y tres

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Los días restantes, como era de esperarse, tampoco acudió a la escuela.

Así que si, era oficial. Mi primer semestre en la universidad había concluido.

Alex y yo nos dimos un fuerte abrazo, prometiéndonos mantenernos en contacto durante los siguientes dos meses.

Yo salí de ahí con una sonrisa, porque todo estaba yendo demasiado genial.

Demasiado inesperado.

Además de que estaba ansiosa por saber si Arthur requeriría mi ayuda para estudiar.

El niño del que nunca habléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora