Soy el nuevo enemigo de los chicos

156 23 1
                                    

Cinco días.

Cinco días.

¿Solo cinco días? Creí que había pasado mucho más que eso, pero al parecer solo fue una sensación.

— ¿Solo...? ¿Solo cinco días? ¿Nada más?— pregunté atónita. Era imposible para mí que hubiera pasado tan poco tiempo. Cuando estuve en la estúpida oscuridad, ese lugar en el que estuve encerrada, creí que había caminado eternidades.

Los Habitantes me miraron con asombro.

— ¿Cómo "solo" cinco días? ¿Tenías ganas de estar más tiempo así? ¿El golpe te volvió loca?—preguntó Thomas, entrecerrando los ojos.

—Yo... —revelar lo que había visto cuando estaba inconsciente no me pareció apropiado, así que mentí—. Nada. Creí que a lo mejor había sido más tiempo.

—Bueno, solo fueron cinco días. No lo hagas de nuevo Novata, ¿está bien?— dijo Alby, con el mejor humor del mundo. Verlo así de contento me hizo sonreír. Pero la alegría fue momentánea, porque de repente una idea terrorífica se coló en mi cabeza.

Thomas preguntó algo a los chicos que no llegué a entender, y fue por eso que no pudieron ver mi cara de asco.

—Esperen, esperen— comencé a decir. Los chicos dejaron de hablar para escucharme—. ¿Significa que no me bañé en cinco días? ¡Hace casi una semana que no me baño! Ay... esto es horrible.

Los chicos parecían tener ganas de tirarme una almohada a la cabeza.

—Te acabás de enterar de que estuviste en coma...—comenzó Newt—y de que literalmente moriste... ¿y tu preocupación es que no te diste una maldita ducha?

—Gally rompió a la Novata—dijo Minho, que se dio vuelta para buscar al Constructor, pero aparentemente se había esfumado hacía tiempo.

— ¿Vos nos estás jodiendo? —preguntó Thomas, agarrándome la mano como si creyese que era una demente.

¿Qué había de malo con querer bañarse? Tal vez le estaba dando mucha importancia al tema, pero... ¿a quién le gusta estar sucio?

—Que ustedes sean unos mugrosos que no se bañan no significa que todos tengamos que serlo—dije, a la defensiva.

Mis palabras parecieron ofenderlos pero, muy en el fondo, creía que sabían que yo tenía razón. Minho abrió la boca para decir algo pero la cerró de golpe.

—Eso me parecía. Entonces... ¿me puedo ir a bañar?

—Sigo sin poder creer que digas esa barbaridad—me dijo Thomas, negando con la cabeza. Le lancé una mirada asesina.

—A vos no te vendría mal una, ¿eh?—respondí, golpeándolo en el brazo, lo que provocó una puntada en mi cabeza. Hice una mueca. Mi hermano me hizo burla, pero al parecer consideró mis palabras, porque me dio un beso en la cabeza (horrible puntada) y se fue rápido de la habitación.

— ¿Qué le hiciste, miertera bruja? —preguntó Minho, aterrado.

— ¿Viste? Da miedo—dijo Newt, acercándose al Corredor y escondiéndose atrás de él, como si yo fuese una amenaza.

Le hice burla al chico rubio y les saqué la legua a los dos muchachos.

—A ustedes dos seguro que también les haría bien una ducha.

Los dos chicos hicieron que se ofendieron con el comentario y el Corredor estaba por agregar algo cuando Alby lo cortó:

—La Novata tiene razón. Vayan abajo y báñense.

El Ángel del LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora