Hay cada loco en este lugar

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Esa voz....

Yo la conocía de algún lado... ¿De dónde la...?

Me quedé paralizada, sin saber muy bien por qué.

La voz de ese misterioso chico me generó una extraña sensación, como si ya la hubiese escuchado antes.

Me giré para verlo.

— ¿Quién...? —Empecé, pero me falló la voz—. ¿Quién sos? —logré articular, cuidadosamente.

Que alguien que no conocía apareciera así de la nada sabiendo mi nombre no me indicó nada bueno. Tal vez era común en este lugar, debido a que yo era una especie de celebridad, todo porque había llegado hacía un par de horas. Tal vez era normal que todos supiesen tu nombre en el Área.

Pero de todas maneras... Era raro.

Tratando de que no se notara, puse todos mis sentidos alerta, por si algo sucedía.

El chico que había entrado en la casita estaba completamente mojado, sucio y cansado. Sin embargo, la expresión de terror y desconcierto que tenía era lo que me llamó la atención. Parecía un nenito asustado al explotarse un globo.

—Está bien. No me conocés. Está bien. Creo que yo tampoco, o eso creo. Lo único que quiero que sepas es que no te voy a hacer ningún daño. Y tampoco ellos.

—Am, Tommy, tranqui que ya le dimos ese discurso. ¿Qué garlopa está pasando? —dijo Newt, confuso por la situación. Como todos, básicamente.

—Sí, tampoco somos asesinos seriales—agregó Minho sarcásticamente—.  Aunque, si lo fuésemos, ya te hubieses enterado. O matábamos a Gally o te matábamos a vos.

—Alguien se despertó payaso me parece. Como es usual— respondió el chico nuevo, tratando de tirarle flechas envenenadas por los ojos—. Pero en serio. Necesito hablar a solas con Lena.

— ¿Cómo sabés mi nombre?— pregunté medio asustada; era la primera vez que veía a esta persona (o eso creía), y ya sabía mi nombre. Era extraño. O al menos para mí.

—Ah, claro, eso. Am...Hola, qué tal. Me llamo Thomas. Llegué hace poco tiempo al Área. Soy uno de los Corredores del Laberinto. Cuando saliste de la Caja, estaba allá, corriendo, así que me enteré de que un novicio había llegado cuando entré a la Finca a buscar agua. Y cuando dijeron tu nombre...—dijo, mirando al infinito unos segundos. Sacudió su cabeza y agregó—: Una alarma en mi cabeza empezó a sonar... O algo así. Ya había escuchado tu nombre, en otro lado, hace tiempo, antes del bloqueo. Y es por eso que estoy acá. Es por eso que necesito hablar con vos. Tengo que entender qué está pasando, porque si no, me voy a volver un poco más loco de lo que ya estoy.

Su discurso era algo que no esperaba. No parecía estar mintiendo... o eso creía. Tampoco era mucho decir porque al tener la memoria borrada y nada para comparar, todo me parecía sincero.

Me quedé mirándolo, con la cabeza ladeada, como si eso me hiciese pensar mejor.

¿Debería escucharlo?

¿O esto podría llegar a hacer una trampa? ¿O yo estaba exagerando? Tal vez... un poco de todo.

Todos lo miraron raro al chico, porque nadie entendía de dónde había salido todo eso.

Pero no creía que nada malo pasara. Y si no lo intentaba, jamás lo iba a averiguar.

—Eh... creo... creo que está bien. Pero que te quede claro que si me hacés algo, te voy a golpear.

—Y si no te golpea ella, te aseguro que te voy a matar yo. ¿Me entendiste, shank? — dijo Newt, medio en broma, medio en serio. No sabía muy bien cómo tomarlo.

El Ángel del LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora