Capítulo 6.

267 14 1
                                    



–Soy Smith. Abridme.

Mis ojos y los de Tom se abrieron como platos, no sabíamos qué hacer. Tom iba en bóxers y yo iba totalmente desnuda. Mi jefe estaba esperando fuera impaciente y lógicamente me puse nerviosa, ambos nos tensamos y empecé a buscar algo de ropa, pero no había, solo estaban mi tanga y mi sujetador que no dudé en ponerme para luego correr bajo las sábanas.

Todo esto lo hacía metiéndome con el estúpido que tenía como compañero por haberme tirado la ropa al vacío.

–Te voy a dar una paliza Tom, te lo juro.

–Yo no tengo la culpa, no lo sabía. –Él estaba igual de nervioso que yo, y mientras hablaba se ponía unos pantalones y su camiseta a toda prisa.

Me tapé con las sábanas, me escondí para fingir un malestar que no existía. Tenía la manta cubriéndome hasta la garganta y estaba de lado tumbada de frente a la puerta.

Tom abrió la puerta tras respirar ambos con serenidad y entonces sí, el jefe pasó a la habitación y se sentó directamente en la cama de Tom, teniéndome delante.

–¿Estás bien? –Me dijo al verme tirada sobre la cama.

–Eh.. Sí. Me resfrié. –Tosí descaradamente mal, provocando que el jefe me mirase como si fuese retrasada al igual que Tom, que estaba tras de él diciéndome cosas con solo los movimientos de su boca y brazos.

–Antes estaba peor, con fiebre y.. Eso. –Lo intentó arreglar, pero tampoco sonaba convincente.

–Ya.. –Se quedó unos segundos pensativo, mirándome primero a mí por mis pelos de loca y luego miró a Tom, el cual estaba un poco sofocado–. Estáis un poco raros, ¿va todo bien? ¿De verdad?

Ambos asentimos frenéticamente hasta que Tom decidió sentarse en la misma cama donde estaba él, a su lado.

–¿Venías.. Por algo en especial, Señor? –Se apresuró a preguntar.

–Sí, si no de qué iba a venir hasta aquí. –Tom, de forma involuntaria dirigió la vista hacia mí, pero al darse cuenta de que yo también lo hice la retiró enseguida–. Iré al grano. Ya hemos pillado al creador de Viagrem, y al narcotraficante junto con los que trabajaban para él.

Comencé a toser inconscientemente y Tom, se rascaba innecesariamente la nuca porque sabía que la habíamos cagado, al igual que lo pensaba yo.

Encima todo fue idea mía, iba a tener Tom para rato...

–¿Pasa algo?

Negamos al unísono, pero él estaba empezando a sospechar que algo estaba pasando aquí. La tensión se palpaba desde lejos.

–No necesito más vuestros servicios. Los especialistas que estaban de huelga han aceptado regresar y mañana se infiltrarán.

Ambos nos miramos, neutrales. Yo lo agradecí enormemente, no volvería a ver a Tom más y eso me alivió. No le aguantaba y después de nuestra... Lo que hubiese sido lo que hicimos, ¿aventura?, no le podría volver a mirar con normalidad. No obstante el jefe tenía más que decir.

–Eso no quiere decir que no tengáis una nueva misión -rezando esperé que no dijese la palabra que menos esperaba–, juntos.

Vaya por Dios.

Creo que él pensó lo mismo porque su mandíbula se tensó ligeramente, ambos nos quedamos mudos.

–Tendréis que iros a Detroit. Ambos sabéis que esa ciudad está llena de asesinatos, de salvajismo. Y quiero que trabajéis juntos por una temporada.

Infiltrado en mi corazón  -  Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora