¿El momento podría ser más incómodo? Naah...
NARRA TOM.
Cuando llegué a la habitación y abrí la puerta de Alissa, me los encontré ahí, y no pude reprimir las ganas que tenía de matar a Kevin. Y no por celos, creo. Si no porque él no era lo que parecía ser.
-Alissa, ¿podrías venir un momento? -Dije, y ella me miró. Estaba roja tipo tomate cherri. No sé si avergonzada o excitada.
-Alissa está conmigo tío, ¿no podrías venir luego? -Dijo Kevin molesto, y yo me crucé de brazos y apoyé uno de mis hombros sobre el umbral de la puerta, observándole con suma profundidad.
-No.
-Voy Tom. -Ella aceptó casi al instante, cosa que me sorprendió e hizo que me reincorporase, dejándole un hueco en la puerta para que pasase.
Cuando comenzó a bajar las escaleras me adentré en la habitación y entrecerré la puerta para quedar a solas con Kevin.
-Sé a dónde quieres ir a parar con Alissa y te juro que como le toques un solo pelo de su cuero cabelludo te voy a empapelar. Y cuando estés entre rejas me encargaré de reventarte la cabeza. ¿Claro o te hago un resumen?
-No sé de qué me hablas. Tengo buenas intenciones con Alissa. -Contestó tranquilo.
-Kevin, hice la vista gorda cuando forzaste a esas chicas. Y la hice porque eras mi mejor colega. Pero si le haces lo mismo a ella no voy a dudar ni un segundo, no esta vez. -Le advertí, en susurros para que nadie escuchase.
-No voy a hacer daño a Alissa Tom, no te preocupes. -Estaba nervioso.
-No vas a hacerle daño no, no la vas a tocar. Y como vea que lo haces ya sabes lo que hay, tengo pruebas de tus malas acciones y te recuerdo que soy de los mejores policías del cuerpo. No dudarán en confiar en mi palabra.
Él asintió, suspirando. Y yo sin más que añadir bajé las escaleras al salir para encontrarme con ella que estaba sentada en el sofá, pero inquieta, movía una de sus piernas con rapidez, nerviosa. Me acerqué y me senté a su lado, mirando al frente.
-Alissa, no quiero que estés cerca de Kevin. -Hice una pausa antes de seguir para suspirar lentamente- No a solas. -Ladeé el rostro para observarla y me topé con un rasgo de indignación en su cara.
-Tom ni eres mi padre ni tienes derecho a decidir sobre mí.
-Lo estoy diciendo por tu bien.
-¿Por mi bien? -Se levantó, estaba molesta- Tom déjame en paz, ¿estás celoso o qué?
Entonces me levanté yo, quedando más alto que ella.
-No estoy celoso, ¿vale? Solo te estoy protegiendo.
-No necesito tu protección. -Dijo mientras apartaba la mirada. Sé que le ponía nerviosa porque siempre hacía lo mismo cuando la miraba.
-Muy bien, pero que te quede clara una cosa. -Dije mientras ella se cruzaba de brazos y esperaba paciente a que prosiguiera hablando- Como te haga un mínimo de daño, UN MÍNIMO, no me vengas llorando porque te aseguro que no me vas a tener como tu pañuelo de lágrimas.
Soltó una risa irónica, y enfadada se largó. Tal cual.
Me tiré en el sofá, resoplando. Y mirando al techo mi hermano rodeó el sofá y se sentó a mi lado. Ya me iba a dar su opinión.
-Tom, ¿por qué no admites que te gusta? -Dijo serio, poniendo la televisión con el mando a distancia.
-No me gusta. -Mientras decía eso me pasaba la palma de una de mis manos por un lateral de mi rostro.
-¿A quién quieres engañar? Que la engañes a ella vale, ¿pero a mí? Sabes que no puedes. -Me observó cómplice.
-No Bill. Tengo novia.
-Sí, una novia de plástico tienes. -Fruncí el ceño, ese comentario me molestó.
-¿De plástico?
-Oh vamos, Rachel está operada hasta de la frente Tom, y sólo para tenerte como un perro faldero.
-Quiero a Rachel.
-No, no la quieres. -Contestó seguro, y tenía razón.
Rachel solo era mi pasatiempo, mi excusa de poder copular con alguien cada vez que me apetecía. Pero quererla no, yo nunca había querido a nadie, nunca había estado enamorado, en mi vida.
-Bill, no me gusta Alissa. -Dije finalmente observando la pantalla del televisor moviendo una de mis piernas de forma frenética y continua.
-Vale vale, lo que tú digas. Pero más te vale que no se acerque a ese tipo.
-Lo he intentado y no me ha escuchado. No puedo hacer más. -Me encogí de hombros, indiferente.
Las horas pasaron, y pasaron. Alissa y Kevin no habían salido de la habitación, ya llevaban dos horas y poco, eran las 00:24 y seguían allí. Yo estaba nervioso, y... vale, estaba un poco celoso. No podía dejar de pensar lo que pudiesen estar haciendo allí arriba y sin poder evitarlo me levanté del sofá y me dirigí hacia la habitación donde estaban. Me acerqué a la puerta cerrada, y despacio y en silencio puse la oreja para escuchar lo que estuviesen haciendo. Escuché risas, tonteos, incluso se pudo escuchar algún sonido de besos que se daban.
Me estaba mosqueando, me estaba enfadando tanto que me dirigí hacia la habitación y cogí mi maleta vacía, la saqué al pasillo del piso superior y con brusquedad lancé la misma escaleras abajo, provocando un sonido ensordecedor por toda la casa. Fue tan fuerte el estruendo que Bill desde abajo se asomó asustado, al igual que la parejita que apareció por la puerta para enterarse de qué había producido ese ruido.
-¿Qué ha pasado? -Dijo Alissa mirándome.
-Se me ha caído la maleta por las escaleras. Volved a lo vuestro. -Miré hacia abajo de los escalones, donde se encontraba Bill con una ceja alzada.
Él sabía perfectamente lo que había sucedido así que aparté la mirada y volví a mirar a la pareja, pero esta vez a Kevin de arriba abajo, percibiendo su erección notable en un bulto que se había producido en sus vaqueros.
-¿La maleta? -Me observó confusa, yo asentí tranquilamente- ¿Te vas a alguna parte?
-No. Simplemente ocupa un espacio innecesario y la iba a cambiar de lugar. -Ella aceptó, en silencio- ¿Y tú no te vas? -Le dije a Kevin, amenazándolo sutilmente con mis pupilas. Él lo captó.
-Sí. -Se metió dentro de la habitación para coger sus cosas mientras Alissa iba detrás de él, asombrada de que hubiese contestado con tanta rotundidad.
-¿Cómo que sí? -Le escuché decir mientras se metía en la habitación.
Yo sonreí victorioso y empecé a bajar las escaleras aliviado y ante la penetrante mirada de mi hermano.
-¿Qué?
-¿Ves como sí te gusta? -Rió, y yo sonreí sincero, contestándole de esta manera para que lo entendiese.
Sí me gustaba Alissa. Me gustaba demasiado.
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Infiltrado en mi corazón - Tom Kaulitz.
FanfictionUna chica, tentaciones. Un chico, groserías. Alissa y Tom se gustan, pero por los acontecimientos y la personalidad de Tom no se podrán decir la verdadera verdad. ¿Pasará mucho tiempo para que Tom sea capaz de aceptarlo? ¿Los policías pueden enamora...