Capítulo 7.

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Mientras Tom dormía yo me desperté únicamente con la intención de preparar mi maleta, cogía la ropa que Tom dejó en el suelo, la plegaba y la metía en ella. Tardé más de dos horas, ya que a veces descansaba para mirar por la ventana o simplemente sentada.

Para hacer el tiempo más ameno me puse los auriculares conectados al móvil escuchando música.

Eran las doce de la mañana, y mi idea era salir hoy hacia Detroit para llegar lo antes posible. Aquí ya no hacíamos nada y estar encerrados me empezaba a dar claustrofobia.

Fui al aseo cogiendo mi toalla, el cepillo de dientes, los jabones de ducha y todo lo que dejé en los cajones del lavabo.

Hacía ya dos días que no comía, bueno, miento, le robé dos Barritas energéticas sin que lo supiese ayer cuando se ausentó. Sorprendentemente no tenía ganas de comer hoy, Tom me quita las ganas y como tendría que ir con él la verdad es que apenas me apetece.

Antes de guardar los botes de jabón cogí especialmente el gel para después de hacerme un moño alto y coger la toalla dirigirme hacia las duchas, pero no sin antes coger la ropa planeada para partir de viaje.

Me metí en la ducha del otro día que seguía estando libre y tras enjabonarme bien el cuerpo y aclararlo con el agua cerré el grifo y me sequé con la toalla lo más rápido posible. Colgué está en la percha que había en la puerta y de la otra percha que había justo al lado cogí la ropa limpia que dejé al venir.

Me puse mis vaqueros pitillo, una camiseta rojo pasión escotada que resaltaba mis pechos –sin parecer una guarra–, una americana oscura y mis botines negros de alto tacón. Me encantaba llevar tacón, dependiendo también de la situación.

En una bolsa que traje guardé la ropa sucia y cogí entonces el jabón junto con la mojada toalla para dirigirme de nuevo a la habitación.

Escuché como alguien chistaba, y sin saber si era hacia mí me giré de todas formas para ver qué pasaba. Era Nick y efectivamente me llamaba a mí.

–¿Vas a ir a clase? ¿Nos vemos ahí? –Preguntó.
–Pues... La verdad es que nos vamos a ir hoy mismo. Nos trasladamos.
–¿Qué? –Dijo sorprendido–. Pero si acabamos de empezar el curso.
–Ya bueno, por eso mismo nos vamos ya, a ver si podemos entrar en la universidad de Detroit.
–¿Tan lejos?
–Sí. –Dije tajante. Estaba sufriendo por si salía el ogro.
–¿Y podría llamarte al menos? ¿Te vas con él? ¿Quién es él?

Espera espera espera, me estaba agobiando.

–Ni siquiera sabes mi nombre todavía. –Reí nerviosa.
–Dime tu nombre.
–Alissa, me llamo Alissa. –Sonreí, y él también lo hizo– Y sobre lo otro.. Puedes llamarme. Y él es solo un amigo. –Mentí.
–Dame tu número.

Tras habérselo dado me despedí de él con un pequeño abrazo amistoso para volver a mi habitación.

Tom no estaba. Busqué en el baño y tampoco dio señales. ¿Habría pasado ante mí y no me he dado cuenta? Tal vez.

Guardé todo lo que me faltaba para acabar la maleta y al no tener más que hacer me tumbé en la cama, pero apoyando mi espalda sobre el cabecero poniendo la almohada en mi espalda para mayor comodidad.

Tenía muchos mensajes en whatsapp y algunas notificaciones en Facebook e instagram. Así estuve hasta que Tom entró por la puerta.

Alcé la mirada para verlo, estaba con solo una toalla rodeando su cintura y el torso lo tenía mojado. Me sonrojé exageradamente y volví a descender la mirada sin prestarle demasiada atención, o al menos lo intenté.

Se puso a preparar la maleta mientras esperaba a secarse. Yo no me concentraba, la vista se viajaba de vez en cuando por todo su torso y su seriedad constante.

Infiltrado en mi corazón  -  Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora