Cuando estuve lista me puse la chaqueta y los tacones apagando la luz de la habitación.Las risas, la música y la fiesta se escuchaba desde el piso superior, parecía que había bastante gente.
Vergonzosa comencé a bajar las escaleras, supuse que estaban todos juntos sentados en el sofá con Tom, ya que eran sus amigos. Así que yo no pintaba demasiado ahí, me arrepentía de haber cedido a venir por parte de Kevin.
Nada más llegar respiré hondo y abrí lentamente las puertas correderas que daban al salón, mirando a todos los invitados con el rostro sonrojado e inseguro, aunque dibujando una débil pero sincera sonrisa.
Todos miraban a mi dirección. Tom sobre todo me estaba mirando con su típica seriedad pero sus ojos se desviaron desde mi cabeza hasta los pies y viceversa, bebiendo a continuación de su bebida mientras apartaba los ojos de mí con rapidez.
Kevin fue el único que se levantó a mi encuentro.
–¡Alissa! Qué guapa estás. –Agarrando una de mis manos la levantó y me dio una vuelta divertida ante sus ojos, me reí.– Wow.
–No seas exagerado.
–Gente, os presento a Alissa. Es la compañera de Tom. Me sentí en la obligación de invitar a esta belleza de la naturaleza.
Algunos rieron y otros simplemente saludaron con muy buena educación.
Yo me dejé guiar por Kevin que no soltó mi mano hasta que llegamos a uno de los sofás, sentándome junto a él y al lado de Rachel, que descaradamente se echó hacia un lado nada más me había rozado con ella, con un ápice de desprecio, se olía desde aquí.
Kevin, muy caballeroso él, se alzó del sofá y fue a coger un vaso de plástico hacia la mesa donde habían un montón de diferentes botellas y refrescos, mirándome desde su posición, a unos cuantos metros de mí.
–¿Qué te apetece de beber?
Una de mis manos fue ascendida hasta mis labios, colocando el dedo índice sobre mi labio inferior pensativa, durante unos cinco simples segundos.
–¿Hay redbull? –Él tras mirar todas las botellas, finalmente asintió–, pues tráeme Ginebra con Redbull.
Mientras esperaba la bebida, mis ojos se deslizaron casi de forma instintiva hacia Tom, el cual se divertía, bebía y reía. No lo había visto nunca tan contento, su seriedad era parte de él, o al menos lo era conmigo siempre. Estaba bien agarrado a la Barbie Rapunzel de Rachel, la tenía bien cerca y de vez en cuando se decían cosas en el oído, o se daban pequeños besos.
Vi que tras decirle algo Tom a ella, la chica me observó con mirada fulminante, y sonriéndole yo misma de manera cínica, de lo más falsa aunque no sabía lo que le había comentado, finalmente me decanté por apartar la vista de ella; o de ellos, mejor dicho.
Cogí la copa que Kevin me tendía, y bebí de ésta, sintiendo los hielos chocar contra mi labio superior al verter ésta hacia arriba. Sin dejar el vaso, manteniéndolo sobre mi mano Kevin me agarró de la mano que tenía libre y me alzó del sofá, tirando de mi mano hacia un hueco libre donde empezamos a bailar junto con cuatro o cinco amigos más de Tom que me hicieron corro.
Cuando lo hicieron yo me quedé quieta, me sonrojé notoria y visiblemente porque nunca me había gustado ser el centro de atención, pero comenzando a notar los efectos del alcohol me dejé llevar, ya que la gente me animaba a que bailase. Ellos me acompañaban, y de uno en uno empezaron a adentrarse en el corro para seguir mis pasos patosos de baile, riéndonos todos. Me lo estaba pasando bien.
La fiesta fue bien, estábamos casi todos pasados de copas y yo ahora mismo estaba sentada en el sofá junto con Kevin, mis piernas reposaban encima de su regazo y mi espalda yacía sobre uno de los reposabrazos.
–¿Qué hora es? –No hizo falta elevar la voz, la música ya no estaba tan alta como antes.
–Pues son las tres –hizo una pausa mirando su reloj–, y cuarto.
Asentí en silencio. De pasada, y aunque no fuese una persona demasiado cotilla pude escuchar la conversación de Tom con sus colegas de milagro, aunque preferí no haberlo oído.
–¿Y tienes algo con la chica? –Le preguntó un chico desconocido para mí a Tom.
–¿Con Alissa? Ni de coña.
–Está muy buena.
–Está buena, pero fíjate el asco que me da que me la he follado una vez y ni me acuerdo. Eso solo quiere significar algo, fue un polvo mierda.
Mi cabeza casi de forma intuitiva se ladeo hacia él, quedándome anonadada y dolida, pues es lo menos esperado que podría haber escuchado.
–No te creo Tom, deja de hacerte el duro. –Contestó su amigo, incrédulo.
–Solo es una compañera de trabajo, y ni eso, pues no he visto policía más inútil. ¿Te puedes creer que le tengo que dar clases? Es ridículo, tío.
Basta, había escuchado suficiente. Me estaba dejando como una zorra ridícula e inútil delante de sus amigos y mi cuerpo se reincorporó, levantándome y haciendo que Kevin me acompañara extrañado, poniéndose a mi lado.
–¿Pasa algo? ¿Estás bien, Alissa? –La reacción que tuve llamó la atención de Kevin y de los gilipollas que hablaban de mí a mis 'espaldas'. Mi mirada fue directamente a Tom, no le estaba mirando enfadada, más bien tenía el semblante neutro escondiendo todas mis ganas de darle un bofetón. Fíjate si era tonta que no quería aguarle la fiesta con eso–. ¿Alissa?
–Me voy a dormir. –Dije firme. Mis labios ascendieron hacia una de sus mejillas, y tras darle un beso en esta le esquivé con rapidez y me fui directa a mi habitación sin decirle adiós a nadie más.
Tom había llegado al límite. Y lo más gracioso del asunto es que él me gustaba, ni siquiera sé la puñetera razón después de ver cómo me trataba.
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Sin desmaquillarme ni desvestirme me tumbé en la cama boca arriba, notando mis párpados pesados, mis ojos escociendo, y mi cuerpo temblando de la impotencia.
Se acabó, a partir de ahora me centraré en el trabajo, dejaré que él me dé clases, cogeremos a los asesinos y me iré a casa. Esto es un trabajo, no gran hermano.
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Infiltrado en mi corazón - Tom Kaulitz.
FanficUna chica, tentaciones. Un chico, groserías. Alissa y Tom se gustan, pero por los acontecimientos y la personalidad de Tom no se podrán decir la verdadera verdad. ¿Pasará mucho tiempo para que Tom sea capaz de aceptarlo? ¿Los policías pueden enamora...