Mi héroe?

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Mientras caminaba a casa pude notar que varios chicos me seguían, los había visto en la tienda de juegos, por lo que presentía que el motivo por el cual lo hacían no era uno muy bueno. Trate de perderlos durante un rato, pero no funciono. Por lo que opte por un segundo plan, no tarde mucho en realidad, me encontraba cerca de su casa por lo que me apresure en llegar, toque el timbre y acaricie a su perro que se había asomado a la puerta al verme.

-No ha pasado tanto pequeño, supongo que aún me recuerdas-Dije sonriendo-

Mire hacia el lado donde se encontraban los chicos, los cuales sonrieron y empezaron a acercarse a mí.

-No tienes por qué disimular-

-Sí, escuchamos que estas sola en casa-

Mire hacia la puerta suplicante y apreté con fuerza los fierros de la reja.

-Vamos, que tanto estás haciendo-

-Ya abre la puerta y nada malo te pasara si coperas-

-Pff, déjenme en paz quieren-Dije dándome vuelta y apoyándome en la puerta-

-¿Por qué siempre intentan hacerse las valientes?, al final siempre terminan llorando...-

En ese momento la sentí como la puerta se abría, un brazo me detuvo y me atrajo hacia él y el perro empezó a gruñir.

-¿Se les perdió alguna cosa?-

Su perro comenzó a ladrar por lo que los chicos retrocedieron. Solté un pequeño suspiro y me apoye en el pecho de Castiel.

-Sera mejor que empiecen a caminar para otro lado-

-Bien... como sea de todos modos dudo que hubiera algo bueno en esta casa, ni siquiera la chica...-

-Sí, de seguro no hay nada bueno, vámonos chicos-

-No puedes pasar un solo día sin meterte en problemas ¿Cierto?-

-Lo siento-

Castiel cerró la puerta y Demonio volvió a la normalidad, cuando los chicos ya no se veían, entonces Castiel estornudo. Me di vuelta para decir salud, pero me sonroje al verlo solo con jeans, me aleje de la sonrojada.

-¡Castiel!-

-¿Qué?-Pregunto levantando una ceja-¿No te gusta lo que ves?-

-Por favor ve a ponerte algo-

-Es tu culpa, si no fuera porque estabas rodeada por esos idiotas no hubiera salido así-dio media vuelta y me miro de reojo-Supongo que pasaras-Asentí-

La casa de Castiel era bastante cómoda, no era ni grande ni pequeña y la verdad estaba bastante ordenada, no esperaba que fuera así, después de todo Castiel viva solo en este lugar.

-¿Tienes hambre?-Pregunto después de salir de su habitación con una polera puesta-

-Un poco la verdad-

-¿Entonces qué esperas?-

-¿A qué te refieres?-

-No esperaras que lo haga todo yo-

-Castiel todo un caballero-Dije sarcásticamente-

-Agradece que te estoy aceptando en mi casa-

-Oh Castiel la amabilidad en persona-

-Soy tu salvador niña, deberías tenerme un poco más de respeto o llamare a esos tipos para que te acompañen a tu casa-

Negué con la cabeza y le di un pequeño empujón.

-Ven te enseñare como se hace una verdadera once, de seguro no acostumbras a tomar once como se debe-

Después de tomar once, Castiel se sentó en el sillón y me miro sonriente.

-¿Qué?-

-No morí envenenado, así que gracias por los panqueques-Rodé los ojos y no pude evitar bostezar-Supongo que es hora de dormir-

-¿Qué?-

-Que ¿Qué?-

-Debo ir a mi casa...-

-¿A esta hora?-Dijo levantando una ceja-No lo creo, además de seguro esos tipos están esperando que te vallas para saber donde vives-

-Pero... tu motocicleta-

-No puedo manejar-

-¿Por qué no?-

-Estuve tomando con unos amigos hace poco, por lo que como soy un chico responsable, no me arriesgare a poner mi vida en peligro-

Tomo mi mano y me llevo a su habitación, había una guitarra eléctrica de color roja y también una acústica. También había cinturones en las paredes y la cadena de Demonio estaba sobre el escritorio. Donde también había un computador. Tenía un placar y una cama de plaza y media.

Castiel abrió el placar y saco una polera de color negro me la tiro sin ninguna delicadeza y salío de la habitación.

-¡Gracias!-

Desde que te conocí (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora