La reconciliacion

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Jale de mi brazo y Castiel me soltó, Debrah tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro. De alguna manera sentía que ella había ganado, me dispuse a salir de allí lo más rápido posible, pero entonces Castiel volvió a hablar, más bien gritar.

-Sucrette, eres mi chica y eso no cambiara jamas -Senti mis mejillas arder-Sabes ¿Por qué?-Me detuve-Porque te robaste mi mirada el primer día que nos vimos y mi corazón cuando nos tomamos la primera fotografía-

-Castiel...-Debra nos miraba molesta y se fue-No seas idiota-Dije volviendo a caminar-

-Claro que no lo seré, no dos veces-

Note que se encontraba nuevamente detrás de mí, me di vuelta, para encontrarme frente a frente con su rostro, puso sus manos alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él, entonces poso sus labios sobre los míos. Extrañaba tanto el contacto de sus labios con los míos, que fue inevitable no corresponderle, entrelace los dedos de mis manos en su cabello y el esbozo una pequeña sonrisa, sin dejar de besarme.

-Ya era hora de que hicieran los pases-

Me aleje de Castiel al escuchar a Alexy.

-Siempre tan inoportuno ¿no?-

-Lo hacía yo, o lo hubiesen hecho ellos-

Miramos hacia la puerta mi padre miraba a Castiel con los ojos entrecerrado y mi madre solo sonreía, por otra parte los padres de Castiel se veían tranquilos.

-Eh... yo...-Castiel se acercó a mi padre-Un gusto conocerlo señor, creo que tuve la oportunidad de presentarme como se debe, me llamo Castiel y prometo de corazón, no lastimar a Sucrette-

-Más te vale jovencito-

-Ah... el amor-

-Mamá no comiences-Dijo Castiel-

-Dime que esto es un sueño-Le dije a Alexy tomándolo de los hombros, entonces me piñizco el hombro-¡Ay!, oye eso dolió-

-Lo siento Sucrette, pero temo decirte que no es un sueño-

-Con que me lo dijeras bastaba, no era necesario que me lastimaras-

-Vamos no seas llorona, de seguro dolió menos que el golpe-

-No me lo recuerdes, de seguro tendré un lindo moretón mañana-

-No lo dudo-

Después de eso mis padres siguieron hablando con los padres de Castiel, al parecer se hicieron buenos amigos en el avión, Castiel se sonrojaba cada vez que su madre nos contaba alguna anécdota o le llamaba Cassy, pero al poco tiempo volvía a su color de piel natural, yo por otro lado, parecía que jamás volvería a estar normal, toda la situación me tenía en un mar de nervios. Cada vez que Castiel tomaba mi mano o me abrazaba papá lo fulminaba con la mirada, mientras que el resto solo reía. De verdad sus padres son muy extraños.

Desde que te conocí (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora