La despedida

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Al día siguiente mis padres se disfrazaron para poder firmar con tranquilidad el permiso en la escuela. Me vestí con ropa de calle, después de todo no seguiría yendo al instituto durante un tiempo. Mis padres entraron a la oficina y yo me quede parada al lado de la puerta a esperar que el timbre sonara.

Como hace poco había comenzado las clases, termine sentándome en el suelo, no sé cuánto tiempo estuve allí, pero me distraje de mis pensamientos en el momento en que note un par de bototos color negro frente a mí.

-¿Saltándote clases?, ¿pensé que yo era el más complicado de aquí?-Me quede callada-¿Qué?, la directora te comió la lengua-

-Castiel...-Dije poniéndome de pie y sin mirarlo-Te voy extrañar maldito cabeza hueco-

Casi sin pensar rodé su cuello con mis brazos y escondí mi rostro en su pecho. El pelirrojo quedo un poco rígido ante mi acción, cuando reacciono puso sus manos sobre mis hombros.

-No, un minuto más... por favor-

-Sucrette... ¿Qué sucede?-

-Nada... solo... necesito un abrazo-

-Pensé que me odiabas-

-Peor es nada-Dije levantando un poco el rostro-

Pude notar como esbozaba una sonrisa torcida, entonces soltó mis hombros y rodeo mi cintura, acercándome más a él.

-¿Qué extraño?-

-¿Qué cosa?-

-Me siento más a gusto abrazándote a ti que a Amber-Solté un pequeño gruñido e intente alejarme, pero Castiel me detuvo-Tu aroma... se me hace tan familiar... ¿Quién eres Sucrette?-

En ese momento sonó el timbre, puse mis manos en el pecho de Castiel para alejarlo y me apresure a llegar a la puerta del salón, entonces antes de que los chicos salieran di media vuelta para mirar a Castiel. Sentí un pequeño escalofrió al notar que su mirada estaba clavada en mí, como si recorriera cada aspecto de mi cuerpo.

Sé que estoy en alguna parte de sus recuerdos, pero no entiendo porque no me permite volver a él.

-¡Sucrette!-

-¡Alexy!-Dije mirándolo-¡Rosa!-

-Pensé que no vendrías...-Rosalya me miro con cuidado-¿Algo no anda bien?-

Negué con la cabeza mientras limpiaba una lágrima que se asomaba.

-Estoy bien-Dije sonriendo-Solo... hay algo que debo contarles y estoy segura de que no les gustara-

-M... eso no suena bien-Dijo Armin guardando su consola-Esto amerita, cuéntanos que sucede Sucrette?-

-Bueno... lo que pasa...-

-¡Gatito!-

-Les juro una vez más que escuche Gatito y vomitare-Dije sin mirar a Amber-Es mejor que salgamos, se los contare con tranquilidad en el patio-

Cuando le explique lo que sucedía, los chicos me miraron con tristeza, pero al ver la sonrisa que le dedicaba con naturalidad, decidieron sonreír conmigo.

-Bien, en ese caso más vale que nos traigas regalos-

-Sí, y de los buenos-

-Ropa de moda-

-Juegos de última generación-

-Y más ropa-Dijo divertido Alexy-

-Prometo traerles eso y mucho más, por ejemplo muchas fotos de mí en lugares hermosos-

-Y también con chicos guapos, dicen que los italianos son guapos-

-Y también hediondos-Dijo divertida Rosa-

-Quizás vuelva con un bambino-Dije siguiendo las bromas-

-Eso no pasaría ni aunque todos pidiéramos el mismo desea a la misma estrella-Dijo Armin-

-Que pesado-Dijo Rosalya entrecerrando los ojos-

-¿Tan poca cosa crees que soy?-Dije haciendo puchero-

-No es por eso, sino porque tu corazón ya tiene dueño-

-Bien, definitivamente acabas de arruinar la simpatía de nuestra despedida-Dijo Alexy-No sé cómo es posible que seamos gemelos, tienes muy poco tacto hermano-

-Los echaré de menos chicos, sobre todos los comentarios inapropiados de Armin-

-Sucrette hablas como si no fueras a volver...-Rosalya me miro molesta-Pobre que se te ocurra hacerme eso-

-Tranquila Rosa volveré-

Después de terminar de hablar con los chicos fui al auto en donde me esperaban mis padres, fueron muy amables al esperar que me despidiera, de verdad son los mejores, mire por última vez el instituto y subí al automóvil.

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Desde que te conocí (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora