Una noche distinta

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Tome el cuello de la polera entre mis manos y la puse sobre mi cabeza, la polera tenía el aroma de Castiel. Me encontraba frente al espejo de su habitación, por suerte la polera me llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas. Ventajas de ser pequeña.

-Toma esto Amber-Dije sonriendo-¿Quién diría que Castiel si puede comportarse como un caballero después de todo?-

Miraba mi reflejo en el espejo, estaba sonrojada a pesar de encontrarme sola en la habitación, no podía evitar sentirme nerviosa. Abrí la cama con cuidado, tenía sabanas de polar por lo que cuando me acosté no sentí frio.

Por alguna extraña razón me sentí sola en esa habitación, a pesar de que es un poco más pequeña que la mía y que estoy acostumbrada a quedar sola en casa.

Quizás se deba al hecho de que esta no es mi casa, ni mi cama y que técnicamente no me encuentro sola en este lugar.

Escondí mi rostro en la almohada y cerré los ojos intentando dormir y cuando al fin estaba a punto de hacerlo escuche la puerta de la habitación abrirse. No alcance a levantar mi cabeza, cuando Castiel levanto las frazadas y se acostó a mi lado.

-¿Qué haces?-

-¿Qué?, es mi casa y mi cama, ¿Pensaste de verdad que dormiría en el sillón?-

-Eres incorregible-Dije dándole la espalda-

-Tranquila no te hare nada-

-Más te vale-

-Dudo que puedas defenderte-

-te equivocas-

-¿Segura?-

-Soy más fuerte de lo que aparento-

-Respuesta equivocada-

Castiel me tomo del brazo y en menos de un segundo se encontraba sobre mí, tenía sus manos sujetando mis muñecas y sus piernas a mí alrededor. Sonreía victorioso mientras que mi corazón latía con fuerza, no sabía que me daba más miedo, si tenerlo sobre mí y que me pudiera hacer algo o que mi corazón se me fuera a salir por la boca.

-¿Y dónde quedo tu fuerza?-

-¿Cuántos años tienes Castiel?, estas actuando como un niño-

-¿Entonces quieres que actué como un hombre?-Dijo susurrándome en el oído-

Sentir su respiración tan cerca y también el calor de su cuerpo, hizo que empezará a asustarme, por lo que empecé a tratar de zafarme de su amarre. El soltó una pequeña risa al notar que mi intento era en vano, entonces note que podía mover mis piernas.

No fue un golpe tan fuerte como me hubiera gustado, pero al menos sirvió para que me soltara y se recostara a mi lado, poniendo sus manos en su parte baja.

-Típico de chica, pegar en la parte baja-Dijo un poco molesto-que conste que no me apoye sobre tus piernas para no hacerte daño-

-¿Se supone que te de las gracias?-

-No iba a hacer nada, menos a una niña tan fea como tú-

-¿Acaso tú te entiendes?-

-Mejor de lo que crees-

Solté un pequeño gruñido y volví a darme vuelta, de repente todo el nerviosismo que sentía se volvió enojo. Si no fuera porque ya es muy tarde para ir a mi casa y me da miedo encontrarme con esos tipos ya estaría afuera. Sentí como las lágrimas comenzaban a caer. Escondí mi rostro en la almohada intentando disimular. Entonces sentí como rodeaba mi cintura con su brazo, acerco su cabeza a la Mia y poso sus labios en mi cuello, mi piel se erizo al sentir el contacto de su boca en mi piel.

-Perdón, no fue mi intención asustarte, por favor no llores por mi culpa-

-Eres un imbécil-Dije agarrando su brazo con fuerza-

-Lo sé-volvió a esconder su rostro en mi cabello-

Al día siguiente me desperté un poco asustada, al no reconocer la habitación, pero al ver a Castiel a mi lado recordé donde estaba. Castiel me llevo a casa en su motocicleta y luego se fue. El resto del día no hice absolutamente nada, me quede acostada pensando en lo sucedido y recordando el beso de Castiel.

Mañana lo vería en la escuela y realmente no sé cómo se supone que lo veré a la cara después de lo sucedido. A pesar de que no fue gran cosa, técnicamente dormimos juntos, jamás me había quedado en casa de un chico sola, ni siquiera de mi ex novio.

Desde que te conocí (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora