No es lo que parece

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Durante dos días no quise ir a clases, un par de inasistencias no afectara mis notas, además mis padres habían hablado con la directora respecto a su viaje mucho antes de decírmelo a mí. Me dedique a ordenar la casa y fijarme en las cosas que habían para hacer una lista de lo que debería ir a comprar, por lo menos esta vez me habían dejado con varios víveres.

Cuando tuve lista las cosas que debía ir a comprar me cambie de ropa y fui al mercado, compre lo necesario y una que otra golosina. Al final salí de allí con varias bolsas, tuve que detenerme en el parque para descansar. Entonces mientras miraba hacia adelante distinguí a tres personas entrando al parque.

-¿De verdad no sabes dónde vive?-

-No, nunca he ido a su casa-

-Pero...-

-Ya le dije, la conocí de camino al instituto-

-Ash, Castiel como puedes ser tan poco curioso-

-¡Sucrette!-Alexis fue el primero en percatarse donde estaba-

-Bien hecho Castiel-Dijo Rosalba-La encontramos-

-Pff, como sea-

-¿Qué hacen aquí chicos?-Pregunte poniéndome de pie-

-No fuiste a clases y nos preocupamos-

-¿Tu también Castiel?-

-Ya te gustaría-respondió esbozando una sonrisa-La verdad es que Rosalya me obligo a venir-

-Ya veo, de todos modos gracias por acompañarlos-

Castiel se acercó a mi lado y tomo las bolsas que había dejado sobre el banco, le entrego una a Alexis y luego me quedo mirando.

-¿Qué?-

-Nada...-Dije mirando a Rosalya que sonreía-¿En qué estás pensando?-

-Nada...-respondió la muchacha aun sonriendo-Supongo que iremos a tu casa después de todos-

-No hace falta-Dije mirando a los chicos-Puedo llevar las bolsas sin problemas-

-No te preocupes los chicos se encargaran de cargarlas-Rosalya rodeo mi brazo con el suyo-No creas que podrás librarte de nosotros tan fácilmente-

-Si, además no tenemos nada más que hacer-Respondió Alexis-

-Bien, pero no puedo recibirlos en mi casa hoy...-

-¿Por qué no?-Pregunto Rosalya haciendo puchero-

-Porque... porque a mis padres les toco hacer doble turno ayer, por lo que se encuentran durmiendo, pero después de dejar las cosas en casa, podemos ir a dar una vuelta al centro-

-M... bien creo que después de todo es entendible-

-Bien entonces apurémonos, no quiero que alguien nos vea e invente quien sabe qué cosa-

-Tú te ofreciste a llevar las bolsas ahora no te quejes-Dijo Rosalya mirando a Castiel-

Mientras caminábamos a casa Rosalya me iba contando sobre lo que había pasado en el instituto. La verdad nada era muy importante, pero a ella parecía importarle mucho por lo que pretendía estar interesada también. Alexis seriada las anécdotas de Rosalya mientras que Castiel iba serio. Me daba un poco de escalofríos verlo de esa manera.

-Bien llegamos-Dije deteniéndome frente a mi casa-

Abrí la puerta y me di vuelta para que los chicos me entregaran las bolsas, pero en vez de eso Castiel tomo la bolsa que traía Alexis y entro en mi casa, le seguí rápidamente.

-Castiel, ¿Qué no te han enseñado modales?-

-Por supuesto, por qué crees que estoy dejando las bolsas aquí-

-Te dije que no los puedo recibir aquí-

-Tranquila solo dejare esto sobre la mesa, no quiero que sigas encogiéndote-Dijo sonriendo-¿Por qué te da tanto miedo con que veamos tu casa?

-¿Eh?-

-No creo que tus padres estén durmiendo-

Empezó a caminar alrededor del comedor, por lo que empecé a seguirle y a tratar de que saliera de la casa.

-Vamos Castiel, mis padres se enojaran-

Lo tome del brazo e intente tironearlo, pero no era capaz de moverlo ni unos centímetros. Entonces se acercó hacia uno de los muebles, para ver una fotografía. No sé cómo, ni de donde saque tanta fuerza, pero logre hacer que retrocediera, entonces mientras lo alejaba tropecé con una de las sillas de la casa, sujete con fuerza a Castiel para evitar caer al suelo, pero en vez de eso, solo logre que ambos cayéramos.

Nos quedamos allí quietos sin decir absolutamente nada, sus ojos se veían de un color grisáceo y las puntas de sus cabellos rosaban mi rostro haciendo que sintiera un leve cosquilleo.

-Yo... yo lo siento-

Nuestros labios estaban tan cerca que al pronunciar esas palabras podía casi tocarlos. Mi rostro ardía por la vergüenza. Entonces escuche como empujaban la puerta de entrada y Castiel desvió la mirada hacia adelante sin mover ni un solo musculo.

-Rosalya... no podemos entrar a Sucrette no le gustar...-

-O por Dios-Esa era Rosalya-

-¿Por qué a mí?-Dije cubriendo mi rostro-


Desde que te conocí (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora