Otro día aburrido en el que se que no volveré a casa, probablemente no tenga ganas de ir con Jace, en el que no veré a mis padres, todo igual a excepción de...
EXAMEN!
Dios! Hoy es el examen y no estudie nada ayer por estar pensando en mis traumas de vida. Estaba en el bus así que saqué mi libro de historia y lo abrí.
El camión no se movía así que levante la mirada para encontrarme con Jace corriendo intentando alcanzar el camión, comencé a reirme. Él se subió y se acercó a mí, tome mi mochila y la puse en el suelo para que Jace se sentara. Sabía que no estudiaría nada con aquella hermosa distracción a mi lado, así que cerré el libro y lo volví a meter a la mochila.
Cuando deje mi bolsa donde estaba voltee a verlo y me estaba mirando y sonriendo.
-¿De qué te ríes?- dije mientras me acomodaba en el asiento.
-No me río, sonrío, que es diferente.
-Aja, como quieras!- rodé los ojos y voltee a la ventana, sentí como su mano rozó mi barbilla y luego la apretó para voltearme, quedamos tan cerca, sus ojos centrados en los míos, se acercó más hasta que nuestros labios rozaron uno con otro, luego comenzaron a unirse, todo tan lentamente. Se separó de mí y sonrió.
-Sonrío porque te tengo aquí, ahora sin discutir.- recargue mi cabeza en su hombro- ¿Irás hoy a mi departa..
-No creo- me separé recuperando mi postura.
-Samantha, yo no soy como Ryan, quiero que confíes en mí.
-Jace, si confío en ti pero no lo sé, tal vez tengo miedo.
-Sam..
-No empieces, no ahora por favor.
Mantuvimos un silencio incómodo todo el camino, llegamos al instituto así que tome mi mochila y fui corriendo a mi salón. Llegue antes que nadie y solo estaba la maestra en su escritorio. Saque mi celular, últimamente no había tenido humor para mirarlo. Al encenderlo me encontré como con casi mil mensajes. Unos eran de James, otros de Kenia, más de un grupo de la escuela en el cual jamás he hablado y había de tres números desconocidos, fueron los que revise primero. Uno decía:
Ey! Soy Miranda, James me dio tu numero, este es el mío por si ocupas algo.
Sonó el timbre y me apresuré a apagar mi teléfono. Pasó la clase y el examen estuvo fácil.
En el receso me encontré con Kenia.
-Sam, te veo muy callada últimamente, ¿qué te pasa?
-Creo que me está afectando un poco eso de vivir con mi hermano.
-Tal vez deberíamos salir un poco para distraernos
-Si tienes ideas para distraerme, hazlo, no preguntes solo hazlo- pude oír su risita
Llegamos a la mesa donde siempre nos sentamos. Gire un poco la cabeza para mirar a Jace en la mesa en la que siempre se sienta, pero no estaba ahí, solo estaban Marcus y Alex, los dos mejores amigos de Jace, ¿Cómo lo sé? Siempre están juntos. No lo miré así que mi mirada dió vueltas por toda la cafetería. Pude distinguir su cabello café claro, voltee más para verlo mejor. Junto a él estaba una chica a la que pude distinguir fácilmente, Becca.
Lo peor.
Se estaban besando.
