Relato 3.

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Otro día normal en mi vida. Estaba en otra de mis clases de baile. Pero hoy es diferente, puedo jurar que hay algo raro en la profesora, me detuve a verla por un instante, lucia nerviosa hasta diría que estaba asustada. Dio inicio a su clase y todas comenzaron a bailar. Pasada una media hora paro la música e índico a sus alumnas que pasaran de a una para realizar en el frente la coreografía que hace unos minutos habían aprendido. La primera alumna paso y al equivocarse en una parte de la coreografía le indico que parara, sacó de su bolso un cuchillo carnicero y le cortó el cuello. Todas empezaron a gritar, unas corrieron hacia las puertas y otras se quedaron estaticas frente a tal escena. Una ráfaga fuerte cerró las puertas y las llaves giraron en las cerraduras cerrandolas, empezaron a volar por el aire las unicas formas de salir, las llaves magicamente se acercaron a ella, ésta las tomó y guardó. Aparentaba estar desquiciada, como si haber cortado el cuello de su alumna le resultara atractivo. Siguió haciendo lo mismo pero algo impresionante fue que después de haber asesinado a unas 3 chicas le salió un tentáculo de la parte superior de su espalda. A medida que pasaban las demás más cosas le pasaban a su cuerpo, le salieron más tentáculos, cuernos y una cola con punta. Algunas murieron a causa de sus tentáculos y otras de su cuchillo. Me tocó pasar, era la única sobreviviente de aquella bestia. Podía ver los cuerpos de mis compañeras bañados en sangre a mi lado, estaba bastante nerviosa, sabía tan bien la coreografía que era casi imposible fallara, pero aún así tenía miedo. Comencé a bailar una y otra vez la coreografía, la música comenzó a fallar, se pausaba y despausaba, se aceleraba y se desaceleraba, empecé a enredarme en mis pies hasta que la música cesó. Lo único que quedaba era esperar lentamente el final, pero no fue tanta la espera ya que su cola me atravesó como si se tratara de una aguja atravesando una tela. El dolor era demasiado, la habitación se inundó de un silencio horrible. Lo único que se alcazaba a escuchar eran mis pesadas respiraciones y el ruido de mi cuerpo siendo arrastrado hacia atrás atraído por la cola de lo que antes era mi profesora. Sus aún manos de mujer se posaron a lo largo de mi cabeza, una en mi barbilla y la otra en la parte de mi frente. "Game Over" habló en susurro junto a mi oído. Lo último que se escucho después de eso fue el cuello de la chica... Rompiéndose...

-Anónimo

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