Relato 8.

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Me di cuenta de que no siempre se puede hacer lo que se quiere, mucho menos en esta edad.

Adolescencia...

¿Qué se supone que tengo que hacer? Además de estar todo el tiempo cambiando.

No entiendo cual es el propósito, ¿Qué es lo que realmente gano, lo que realmente me dan por hacer nada? Me la pasó casi las 24 hs en mi habitación y a veces no salgo ni para comer. Mi vida es un completo NO desde la infancia. Mi madre es de esas que se le pide algo y usa la típica frase: "Mañana lo hago", "Mañana vamos", "Mañana lo busco", MAÑANA, siempre es mañana. Pero ya entendí porque lo hace, simples palabras componiendo una simple oración, "No todo es en el momento, aprendelo" y créeme mamá, lo aprendí, quizás después de muchos berrinches, lloriqueos y gritos, pero lo aprendí.

Otra cosa que me enseñó, fue que no se puede confiar en todos, y eso creo que ya lo sabemos por cosas de la vida, pero no sabes lo importante que fue que mi mamá y mi papá me lo dijeran.

"La palabra amigo no es para cualquiera".

Me costó, pero lo entendí. Poco a poco, herida a herida. Me acuchillaron la espalda miles de veces, quizás es por eso que no me levanto mucho de la cama.

A veces llegó a pensar que no sirvo para nada y otras que encontré mi lugar en el mundo. Mi tiempo se basa en tres cosas, dar consejos muy buenos sobre lo que sé pero que no utilizo en mi propia vida, hacer reír a los demás con mi retraso para que se sientan bien aunque algo esté roto en mi interior, y escribir para desahogarme, incluso hasta llegó a componer cuando estoy realmente conteniendo emociones que necesito dejar salir de alguna u otra forma.

Gracias mamá y papá por enseñarme que la vida tiene sus altos y bajos, lo bueno y lo malo y que cualquiera es cualquiera y mis amigos son mis amigos.

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