Relato 16.

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El cansancio que cargan ahora mismo mis hombros es indescriptible. Volví a discutir con ellos, las personas que supuestamente deberían demostrarme su apoyo en lo que hago, que supuestamente me aman, que me dieron la vida. Mi situación es engorrosa, apesta. Actualmente no sé qué hacer, mi edad me limita demasiado, lo suficiente como para querer hacer algo y no poder hacer nada. Trabajo, estudio, tengo un buen promedio, cumplo con lo que me toca en casa y aún así no les es suficiente. Papá volvió a gritar; volvió a maldecir mi existencia, incluso volvió a decirme un millón de cosas, que aunque sé que no deberían afectarme ni en lo más mínimo lo hacen. Lo sentí, luego de discutir. Con cada paso que daba me encogía un poco más y, mientras tanto, ellos seguían diciendo cosas que no tenían el más mínimo sentido para mí. Cosas que resquebrajaban hasta el último y más diminuto rincón de mi alma. ¿Tan mal lo hice, mamá y papá? ¿Pueden decirme por qué soy tan poco? ¿Por qué no me aman? ¿Algún día aceptarán lo que soy o tendré que alejarme de ustedes para poder ser feliz? Yo si los amo, ¿Por qué ustedes no a mí?

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