Un boleto a New York,

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Luego de esa visita, volviste a tardar mucho en volver, pero hablábamos por teléfono a diario. Mi madre me hizo conseguir un empleo los fines de semana ayudando con las bolsas en un supermercado, porque las cuentas del teléfono no se pagarían solas luego de hablar contigo tantas horas a la semana. Según sé,  tu caso fue el mismo, pero ayudando a llevar el café a la oficina de tu padre.

Un día, me llamaste muy emocionado diciendo que te habías comprado una guitarra, prometiste que aprenderías rápido a tocarla para que pudiéramos interpretar algo juntos. Te conté por primera vez de mis lecciones de piano, dijiste que era genial y que estabas seguro que sería el mejor de todos los pianistas.
Siempre me apoyaste en todo.

Pasaron dos años sin vernos, en los cuales, había aprendido a socializar más. Seguía sin encontrar personas con gustos parecidos a los míos, pero era agradable hablar con gente de mi edad. Desde la vez que golpeaste a Bert por burlarse de mí, nadie se volvió a meter conmigo.

Solía a visitar a la abuela Helena cuando terminaba mis tareas. Ella sabía cuánto trabajo nos costaba estar separados, y esa navidad, me dio un boleto de avión a New York de viaje redondo. Nuestros padres habían acordado que podía quedarme con ustedes el resto de las vacaciones, que eran dos generosas semanas.
Salté de tanta emoción. Hice mis maletas y me fui dos días después.  Tú y tu padre fueron a recibirme al aeropuerto.

Entre la multitud, estaba el Cheech de siempre, quizá con un par de canas, pero no muchas. Junto a él, un Frank de catorce años. Quizá eras un poco bajo, pero tus rasgos me parecieron tan hermosos... se habían definido en esos dos años. Tenías un corte algo rebelde, me gustó.
Jamás olvidaré tu enorme sonrisa al verme. Como si yo fuera la única estrella del cielo. Creo que yo te miraba igual mientras bajaba en las escaleras eléctricas.

Siempre has sido como un ángel, Frankie.
Más bien... los ángeles son como tú. No he conocido a una persona más pura y alegre. Y me odio por haberlo arruinado todo.

Si Hubiera Sabido. [FRERARD] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora