Mientras no estabas.

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Insisto en que el soccer me brindó buenos momentos. Llegó a conseguirme nuevos amigos, como Ray. Lo conocí cuando le dio una paliza a mi equipo de amigos, estaba en una secundaria diferente, pero no vivía tan lejos de casa de la abuela.
Fue al primer amigo al que tuve confianza de contarle lo que había sucedido entre nosotros, lo que seguía pasando. Él lo tomó bastante bien, dijo que era genial tener a alguien con quién compartir así.

Me las había ingeniado para ganar lo suficiente y cubrir la cuenta del teléfono mientras me divertía. Hacía los trabajos de Artes Plásticas para los chicos que eran demasiado perezosos para hacerlos o que buscaban una nota perfecta. Pagaban bien, y me gustaba hacerlo.

Para mi cumpleaños 15, me enviaste una especie de roca-pan olor a chocolate. Según la tarjeta, lo habías horneado tú solo. Me apena decir que no lo comí, pero no mucho en realidad, sí lo intenté, pero la apariencia de roca no era su única similitud con una. También llegó un sobre con tu nombre en el remitente, de esos que tienen plástico de burbujas.
Ya era bastante impresionante que el disco fuera The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, pero estuve por desmayarse cuando vi el garabato en el booklet. Decía:

Para Gerard, de sus amigos Frank y David.

Jamás quisiste decirme cómo demonios me conseguiste un autógrafo de David Bowie, pero fue algo realmente impresionante.

Yo seguía necesitando a mi Frankie, pero la vida iba mejorando.
Un par de meses después luego de ese épico regalo, Mikey regresó a casa. Había sido criado como todo un caballero y adiestrado para explotar todo su potencial. Era brillante, su capacidad de retención llegaba a asustarme.
El consejero de su escuela dijo que, a pesar de tener nivel de último año de preparatoria, era necesario que conviviera con chicos de su edad. Así fue como mi hermanito fue sometido a convivir con adolescentes comunes y asquerosos de secundaria pública. Mietras los niños lo consideraban un tanto mojigato, tenía vueltas locas a las chicas con sus asombrosos modales. Ni hablar de la forma en que era alabado por los maestros.
Lo incluí lo más que pude en mis actividades, pero el cambio tan brusco de ambiente lo hizo un poco retraído; y después de tanto tiempo lejos, también se sentía algo fuera de lugar en la familia.
Él fue la segunda persona a la que le conté sobre lo ocurrido en vacaciones. Sólo te había visto un par de veces, y me preguntó si era gay. Yo le dije que no. Y que tampoco creía ser heterosexual. De lo único que estaba seguro, era que me gustabas en una forma diferente al resto del mundo. Eso fue suficiente un par de años.

El flequillo me cubría los ojos, y el resto del cabello amenazaba con rozar mis hombros. Todos mis jeans tenían desgastado lo que debió haber sido un dobladillo desde que los compré. Imagen de un chico de 17 años. Ray y yo nos habíamos unido bastante, más al estar ya en la misma escuela por dos ciclos.
Estaba por comenzar mi último año de preparatoria. Expectativas por el cielo y pocas obligaciones. No hace falta decir que no era tan listo como Mikey, pero me iba bastante bien.

El primer parcial había concluido, era viernes por la noche.
Justo había terminado mis deberes cuando tocaste la puerta.

Si Hubiera Sabido. [FRERARD] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora