two.

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  N/A: Espero que os gustase el capítulo anterior. Sé que parece una típica historia pero no lo es, ya veréis, yo sólo os digo que lo mejor que podéis hacer es añadirla a vuestra biblioteca. Voy a intentar actualizar todos los miércoles, ¿Lo conseguiré? No lo creo, pero no hay que perder la esperanza. 

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— Louis, lo hemos descubierto.

Mi corazón dejó de latir. Los oídos me comenzaron a pitar y mis párpados decidieron que ya no era hora de cerrarse y abrirse más. La Tierra dejó de girar y el tiempo se congeló. Los segundos pasaban pero para mí eran como horas en las que mis pensamientos no paraban de correr de un lado a otro por mi mente, desordenados y sin control.

— ¿Louis? —la voz de mi madre sonó demasiado fuerte y cerca, se había colocado más cerca de mí, atenta a mi reacción. Cerré los ojos con fuerza y miles de imágenes aparecieron en mi mente, como diapositivas.

Mi hermana escupiendo a dos niñas de la mano.

Mi padre mirándome con desprecio antes de cerrar la puerta para no volver nunca más  a casa, para no aparecer en mi vida de nuevo.

Yo abrazando a mi madre y ella apartándose de mí.

Mi mejor amiga y yo pintándonos las uñas y riendo como quinceañeras.

Mi primer novio besándome y susurrándome palabras cariñosas.

«Tener un hijo gay debe ser la peor desgracia para un padre, ¿verdad, cariño?»

Las palabras de mi padre sonaban claras en mi mente, una imagen distorsionada de él sentado en la cocina, observando a mi madre cocinar y hablando con ella. Lottie cortando patatas y riendo. Mi madre asintiendo y yo sentado en la escalera, escuchándolos. En ese momento no me dí cuenta de que lágrimas surcaban mi rostro, no me dí cuenta hasta que las vi caer sobre los escalones, como gotas de lluvia.

— ¿Por eso papá se fue? —hubo un silencio incómodo. No sabía cuando ni cómo había sucedido pero el coche ya no se encontraba en marcha, sino aparcado a una lado de la carretera. Supuse que mi madre se lo habría pedido a Lottie para poder hablar con mayor tranquilidad.

Temía que mi madre me respondiera a esa pregunta, temía escuchar la palabra «Sí» salir de sus labios, temía mirarla, temía tantas cosas que lo único que hice fue mirar hacia la ventana y cerrar los ojos. Mis manos descansaban sobre mis piernas, me sudaban como si fuera pleno Agosto, aquel hecho era gracioso ya que estábamos a primeros de Noviembre.

— Sí.

La palabra temida sonó y yo no supe como tomarme aquello. Quería hundirme en el asiento, quería encontrar un escondite donde nadie me encontrase, quería escapar de aquel lugar que empezaba a no dejarme respirar.

—¿Desde cuándo lo sabéis? —pregunté, temeroso.

— A eso te puedo responder yo —la voz de Lottie sonó desde el asiento del conductor. Levanté la cabeza y vi como se giraba para poder hablarme con mayor comodidad.

— Hace dos meses te seguí fuera de casa, creo recordar que era martes. Te llevaba notando raro desde hacía unos meses, al principio no me preocupé y seguí a lo mío pero seguiste comportándote de manera rara así que decidí seguirte un día. Eso fue lo que hice.

«Te seguí desde lejos, al principio pensaba que estabas dando sólo un paseo pero después de unos quince minutos o así, descubrí a donde te dirigías.

Fui una ilusa, al principio pensé que ibas al gimnasio sólo para hacer pesas o un poco de ejercicio, pero no fue así. No sé como no te percataste de que te estaba siguiendo, incluso entré al gimnasio detrás de ti.

No pude entrar a las instalaciones pero lo que vi fue suficiente.

Observé como te dirigías a las taquillas y cómo sacabas de la tuya una mochila rosa. De allí te fuiste a una habitación que se podía ver desde recepción, donde me encontraba yo fingiendo que estaba interesada en apuntarme. La habitación tenía cristaleras por lo cual se veía qué estaba pasando dentro. ¿Sabes lo que vi? Chicas con tutú, de puntillas y dando vueltas sobre sí mismas. Estaba asombrada, no podía creer que mi hermano estuviera en ballet, ¿De verdad? No fue hasta que te vi salir del vestidor de la habitación y reunirte con tus compañeras que me lo creí. Los bailarines de ballet suelen llevar mayas y una camiseta negra, ¿No?»

—Exacto —respondió mi madre.

— Pues, nuestro querido Louis aquí presente, parece que desconocía ese detalle, llevaba tutú. ¡Un maldito tutú rosa, con una maldita camiseta rosa, medias rosas y zapatillas rosas! —movió las manos e hizo gestos que no supe interpretar muy bien, se le veía desesperada y enfadada.

— Lo más gracioso de toda esta historia... —prosiguió—. Es que me quedé esperándote una hora entera fuera del gimnasio, sentada en un banco donde no me pudieses ver al salir y, ¿Sabes lo qué pasó cuando saliste?

Lo sabía pero preferí guardar silencio, no quería llorar pero sentía mis ojos escocer y pedirlo a gritos. Sentí que si decía una sola palabra abriría el grifo y no pararía de llorar nunca.

— Te besaste con un chico —lo dijo con un tono de voz neutro, seguía enfadada pero ahora parecía como si una sombra hubiera cubierto su rostro, haciéndolo parecer más oscuro y triste. 

Sentí su mano estamparse contra mi mejilla, haciendo que me ardiera y que las lágrimas salieran sin que yo les diese permiso. Retiró la mano y me miró con odio.

— Mi propio hermano, ¡Eres de mi sangre, maldito! —me gritó furiosa. Podía sentir su rabia hacia mí, podía sentir su odio atravesarme y clavarse en mí como mil estacas.

—¿Entiendes ahora por qué te llevamos al internado? ¿Lo entiendes? —mi madre sujetó a Lottie y empezó a acariciarle el pelo, intentando que se tranquilizase.

— Nos lo ocultaste durante 17 años, ¿Te creías que ibas a poder seguir con tu secretito mucho más? —lágrimas empezaron a recorrer el rostro de mi hermana, intenté tocarla pero apartó mi mano bruscamente, haciendo que me alejara de ella inmediatamente.

— ¿No piensas decir nada? ¿No vas a pedir perdón? —miré a mi madre, ¿Perdón? ¿Había escuchado bien sus últimas palabras?

Negué con la cabeza lentamente, ¿Pedir perdón? ¿Por qué?


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Y hasta aquí el capítulo de hoy, ¿Qué pensáis? ¿Sus padres son demasiado exagerados con el tema de la homosexualidad? Son unos malditos enfermos, de verdad. No os olvidéis de votar y de dejarme vuestra opinión, muchos besos. 

xX.

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Tutú • Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora