Capítulo 11

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Azize iba incómoda pues trataba de mantenerse lo más alejada del cuerpo de Cian, sabía que estaba enfadado y percibía la tensión en el cuerpo masculino, incluso las manos aferraban las riendas con fuerza como si aún intentara controlarse.

Les había costado tanto construir un vínculo y los pequeños puentes que los habían acercado, y ahora todo estaba derrumbado. La joven deseó haber actuado diferente y no haber dicho las palabras que lo habían herido, pero ya era tarde.

Aquella precaria familiaridad entre ellos se había perdido, el silencio entre los dos era agobiante y a pesar de que Cian cabalgó a toda velocidad hasta palacio, el viaje pareció durar una eternidad.

Apenas entraron al patio principal, un guardia de la escolta personal del rey salió a recibirlos.

-Su Majestad los espera, inmediatamente - les anunció apenas descendieron

Azize y Cian intercambiaron una mirada y luego se dirigieron a los aposentos del rey.

-Su Majestad – dijeron ambos al entrar y ver al Rey de espaldas meditando frente a un grabado de un paisaje. Se dio vuelta al escucharlos hablar y los enfrentó, no parecía complacido.

-¡¿Se puede saber a qué estaban jugando?!

-Padre...-dijo Azize y el rey le dirigió una dura mirada que la hizo corregirse al instante- Su Majestad....si es por lo que sucedió esta noche en La Casa de las Flores....

-¡Claro que se trata de eso! ¡¿Por qué nadie me informó de lo que sucedía?! ¿Por qué soy el último en enterarme de la conspiración y de la trampa tendida para atraparlos?

-Su Majestad, pensé que era lo mejor para su seguridad-dijo Cian.

-¡SOY EL REY! No puedo ser mantenido en la ignorancia, debo saber lo que sucede en mi palacio...

-A veces para engañar al enemigo también es necesario engañar al amigo – dijo Cian intentando calmarlo.

- Eres el Príncipe Consorte y tú la princesa, su papel no es jugar a los espías y mucho menos ocultarme la verdad. Sigo siendo quien gobierna este reino y ustedes mis súbditos- dijo enfurecido y Azize se dio cuenta que el malestar que le causaban aquellas palabras era el mismo que ella había provocado en Cian un rato antes.

- Fueron atrapados, Su Majestad...sólo queríamos servir a nuestro reino.- insistió él.

-Si quieren servir a su reino, dejen de hacer cosas a mis espaldas y cumplan su deber. A ti te convertí en el esposo de mi hija para que la protegieras, pero esta noche ella estuvo en peligro, sin mencionar que fue a meterse en el burdel más famoso de la ciudad y se puso a cazar traidores como si fuera un juego.No creo que eso ayude a mejorar su imagen en la corte.

-Él no tiene la culpa de eso, estaba en las fronteras y yo decidí...- intervino Azize y su padre se giró hacia ella

-Si quieres cumplir tus deberes como Princesa Heredera, haz lo que te corresponde, engendra un hijo para que se acaben los rumores sobre su matrimonio y para que la continuidad en el trono esté asegurada.

-Primero debemos proteger ese trono ...– dijo ella.

-Entonces jamás vuelvan a ocultarme algo tan trascendente como esto, sigo siendo el rey. Retírense, ya volveremos a hablar mañana- dijo y los despidió.

Apenas salieron de los aposentos del rey, Cian hizo una reverencia hacia Azize.

-Que descanse, princesa – musitó y se marchó sin decir nada más.

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