━━ 017. I hate you

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Pietro besaba dulcemente cada parte de mi piel, cada centímetro, cada delicado poro... Pero yo imaginaba que lo hacia alguien más...

Bucky.

Mierda, ya sé que suena horrible y cruel pero no podía hacer nada. Ese estúpido sargento anciano había logrado que me enamorara de él a pesar de que tenía una relación con Pietro. Eso no quiere decir que engaño a Pietro, no, yo lo quiero pero no así como él piensa. Me hice su novia por el simple hecho de que me sentiría jodidamente mal sí lo lastimo y estoy consiente de que suena al típico caso de:

«Lo amo pero como amigo y me hice su novia para no lastimarlo»

Pero...¿Qué puedo hacer? Él me amaba pero yo amaba a Bucky. Él estaba enamorado de mí pero yo estaba enamorada de Bucky. Él pensaba sólo en mí pero yo pensaba sólo en Bucky. Y sé que Bucky también sentía algo por mí. Leí su mente y quiso besarme la otra noche pero yo escapé, no le iba a ser infiel a Pietro, no lo merecía.

Maldito, maldito Bucky...¿por que tenías que enamorarme?

Vale, estoy consiente de que no es culpa de nadie más que mía pero es que fue inevitable: Bucky tenía algo tan especial que hacía que perdiera la cabeza con sólo pensar en él.

—Amor, ¿te encuentras bien? —preguntó Pietro sacándome abruptamente de mí cabeza.

—S-sí cariño. ¿Por qué? —murmuré con un toque de nervios bien oculto.

—Te noto algo distraída —dijo, escaneandome con la mirada— ¿No quieres hacerlo?

—Pietro, estoy bien —insistí con una sonrisa forzada. Él me regresó la sonrisa y volvió a besarme.

Lo demás pasó rápido: me penetró lento como siempre, me hizo el amor suave y apasionado, mientras besaba mi cuello, el valle de mis senos y mis labios.

Era difícil disfrutarlo cuando mi mente me hacía una mala jugada al imaginar que era Bucky el que hacía todo eso. Maldita sea... No, MALDITO SEAS, BARNES.

[★]

Desperté sola, el lado de Pietro estaba frío lo que significaba que se había ido hace mucho. Me levanté con flojera, me duche, me cambié y después de desayunar decidí entrenar un rato.

Pero que sorpresa me llevé al ver que en la zona de entrenamiento estaba Bucky, golpeando el saco de boxeo como siempre. No entiendo porque a Steve y a él les gustaba tanto eso, de seguro es deporte de ancianos.

Me quedé mirándolo furtiva, viendo el sudor caer de su frente, su torso desnudo y sus increíbles brazos que me derretían con sólo mirarlos. Sus brazos eran perfectos, podría hablar de ellos todo el día. Sólo de verlo así me ponía al cien. Él al notar mi presencia me miró y yo fingí revisar algo en mi bolso.

—¿Quieres que te dejé para entrenar sola? —me preguntó. Yo levanté mi vista y su cuerpo sin camisa me puso algo nerviosa.

—No, no, practicare algunas técnicas. Tú puedes seguir utilizando tu saco de anciano —le sonreí mostrando los dientes.

—Que graciosa —dijo irónico y siguió con su faena.

Me dirigí a la pista de entrenamiento y calenté un poco antes de empezar a estirarme. Por alguna razón, sentía la tediosa mirada de Bucky sobre mi y eso no me dejaba concentrarme así que voltee a mirarlo seria.

—¿Quieres dejar de mirarme? —le pedí firme, él seguía con lo suyo mientras me miraba.

—No estaba mirando —se defendió él. Maldito mentiroso—. Eso deseas.

No supe que responder a eso, porque, siendo sincera, tenía miedo de que mi mente me traicionara y admitiera que sí lo deseaba. Carajo, claro que lo deseaba.

Bufé molesta y seguí hasta que escuché algo interesante salir de su mente. El maldito anciano estaba viendo mis senos y pensando en lo sexy que me veía con cada movimiento. Al parecer, a él también lo ponía al cien verme así.

—¡Eres un pervertido! —le reclamé ante sus sucios pensamientos.

—¿Ahora qué? —volteó los ojos.

—Sabes de lo que hablo, puedo leer tu mente —le dije recelosa.

—¿No sabes que es de mala educación meterte en la mente de los demás? —me dijo serio y se acercó a mí, yo me puse un tanto nerviosa ante eso.

—¿No sabes que es de mala educación andar viendo de esa forma a una dama? —lo imité y él rió leve.

—¿De dónde eres tú una dama? —dijo burlón. Siempre teníamos discusiones así como sí fuéramos inmaduros adolescentes. Aveces nos llevábamos muy bien pero otras veces quería cortarle el otro brazo, aún no entiendo como llegué a enamorarme de esté hombre.

—No trates de persuadirme, Barnes. Eres... eres...

—¿Soy qué? —me miró con una pequeña sonrisa.

—¡Eres un pervertido idiota!

Él se quedó en silencio, con una mirada que ni yo sabía describir. Y de pronto, me besó.

¡Me besó!

Y la peor parte es que yo me sentí tocando el cielo cuando sus labios se unieron con los míos. Pero no le respondí. Sujetó fuerte mi cintura, tomando mis labios posesivo mientras intentaba hacerse paso en mi boca con su lengua.

Yo seguía sin reaccionar hasta que tomó mi trasero y eso despertó algo inefable en mí. Supongo que no estaba siendo racional cuando mis manos tomaron su cuello y me perdí, moviendo mis labios por fin con los de él en un ritmo compartido. Su lengua atacó mi boca sin piedad y yo decidí responder al ataque, provocando que aquello fuera subiendo de nivel.

Entonces reaccione y me detuve, sabía que era demasiado peligroso que alguien entrara y nos viera así.

—¿Sigues pensando que soy un pervertido idiota? —musitó sobre mis labios antes de desaparecer de ahí.

Me quedé ahí parada, sintiéndome la peor persona del cosmos.

Continuará...

𝕭𝖚𝖈𝖐𝖞 𝕭𝖆𝖗𝖓𝖊𝖘 ( 𝖒𝖚𝖑𝖙𝖎𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora