Siempre Serás Tu

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Luego de la sorpresiva presentación de Venus y Atenea Malfoy, él director Dumbledore indicó la hora de un pequeño receso. Los grupos no tardaron en salir del gran comedor algunos charlaban y bromeaba otros parecían ser zombis en medio de una apocalípsis.

— ¡Abraxas no tan rápido! — exclamó una pequeña risueña sobre los hombros de su hermano mayor.

— ¿Qué dices? ¿Que valla más rápido? — el rubio aumenta la velocidad haciendo que las carcajadas de Atenea resonaran por todo el jardín haciendo que los demás estudiantes se voltearan a ver incluso una de las encapuchadas rubias que sonreía con nostalgia desde las orillas del lago negro. Abraxas detuvo la carrera y seguidamente bajo a su pequeña hermana de sus hombros con total gentileza pero su vista siempre estuvo puesta en la joven muchacha. Atenea detiene sus carcajadas confundida pero no pregunta y con obediencia se  dirige a Ginny quien la espera dándole una mirada de ánimo a su primogénito.

— Me debes una carrera hurón —dijo la pequeña rubia con voz de infante y mirada recelosa saliendo disparada a los brazos de su madre.

Abraxas río y dio media vuelta  encaminándose al lago negro en donde una encapuchada reposaba tarareando canciones mientras convertía rocas en hermosas flores con su varita, Abraxas pensó que la belleza de aquellas plantas no se comparaban con la naturalidad de la muchacha, su cabello caía como cascada rubia sobre sus hombros bajo la oscura capucha de la capa pero esta no fue obstáculo para que Abraxas notará la melancolía de su porte verla así le dolió y fue suficiente para armarse de valor y arreglar las cosas con su ex novia.

— ¿Nott?

— ¿Qué quieres Malfoy? — contestó perspicaz la joven retirando uno de sus mechones rubios que ocultaban su aceitunada mirada y el millón de emociones que le surcan al tenerlo cerca de nuevo.

— Vengo en son de paz, rubia — levanto las manos con inocencia y tomó asiento silenciosamente  junto a ella  sacando su varita de sus botas e hizo lo mismo pero formando pequeños tornados con el viento y las hojas secas que habían caído de los árboles.

El silencio reinaba entre los dos, lo único que se escuchaba era el clásico sonido de la naturaleza y el cantar de las aves que se alojaban en el bosque preparándose para huir del invierno que se avecinaba, como era época de otoño las hojas volaban de un lado a otro en dirección del viento, una de estas callo sobre el regazo de Abraxas a quien esté insignificante hecho le hizo recordar el día en que todo terminó, recordaba perfectamente como las lágrimas de tristezas invadían el rostro de la chica y como le esquivaba cuando trataba de acercarse a ella, todo había pasado tan rápido que en ese momento Abraxas deseaba con fuerza volver a la época en donde todo eran risas y diversión pero ese fue el mayor de los problemas además de los recientes rumores que se habían creado sobre él y Margaret y se arrepentía de no desmentirlos aunque fuera muy tarde.

— ¿Qué nos pasó ? — la voz de Abraxas sonó rasposa y arrastrada con dejes de tristeza.

Cuando ambos eran niños solían jugar en los jardines de la mansión con  las inusuales mascotas de ambos pues abraxas además de los dulces ojos de Ginny heredó su gran amor por los micropush y las criaturas extrañas que albergan en el mundo mágico, Ambos se divertían juntos, pues tenían mucho en común, no había espacio en donde no reían y gastaban bromas a sus familiares, eran mejores amigos pero con el tiempo como suele suceder sus sentimientos se intensificaron, ya en Hogward se comenzaron a distanciar por el miedo que ambos sentían de perder su amistad pero al final no fue la decisión correcta Emily debía soportar cada semana a la novia nueva de Abraxas sin poder decir nada y él debía tragarse los celos que sentía cuando la invitaban a salir así fue hasta que ambos cansados de reprimir lo que sentía se besaron y afianzaron un relación que aunque fue maravillosa terminó pronto.

En El Pasado (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora