Dejarlo ir todo.

123 13 3
                                    

Los ojos de Andrew se oscurecieron.

—Ojalá pudiera hacerlo —Murmuró al igual que yo, esta vez sus ojos se desviaron de los míos. Bajé la mirada.

—Puedes hacerlo —Me encogí de hombros un poco avergonzada por pedirle que me pidiera eso.

—Pero no quiero retenerte —Intentó sonreír —Ya no quiero que luzcas triste como la primera vez que te vi —Arrancó un poco de hierba.

—Ya no luzco así ¿o sí?

—Para nada —Negó con la cabeza.

—Porque estoy contigo —Dije sin pensarlo dos veces.

—Pero tienes muchas cosas que hacer ¿sabes? Debes viajar, embriagarte, enamorarte de alguien más y perderte en eso y luego volver a amar la vida —Esta vez subió la vista hacia mí.

—Ya hice todo eso —Reí sin ganas— y ahora estoy enamorada de ti.

—Y yo de ti...pero no te sentará nada bien estar en casa, encerrada, con miedo a salir porque si te pido en este momento que te quedes, entonces todo estará perdido. Las mañanas, las tardes, las noches que hemos estados juntos, incluso este día estará perdido porque nos convertiremos en personas diferentes, sin otro camino más que buscarnos, amarnos el uno al otro y al final del día nos daremos cuenta que no hemos hecho nada con nuestra vida y viviremos frustrados y comenzaremos a odiarnos tanto como solíamos amarnos o haremos las dos cosas al mismo tiempo y ninguno de los dos está listo para esto...

Eso me cortó la respiración, esta vez mis ojos se encontraba viendo la puesta de sol.

—Veo que has planeado nuestra vida —Bajé la mirada a nuestra manos que se encontraban entrelazadas.

—Desde que me di cuenta que estaba enamorado —Me dedicó una pequeña sonrisa — Es por eso que necesito que te vayas, que te pierdas una y mil veces antes de que nos encontremos de nuevo. No quiero escribir sobre ti una historia triste.

—No tienes que escribir nada de mí —Me encogí de hombros.

—Por favor no te retractes, ya he escrito mucho sobre ti —Rió — Creo que es hora de que nos vayamos, ya es tarde y debes llegar a dormir —Imitó mi voz y me tomó de la mano para ayudarme a levantar.

Regresamos a casa mientras escuchábamos Florence + The Machine.

—¿Quién buscara a quién? —Pregunté al terminar de cantar una canción.

—Eso ya se verá —Respondió Andrew sin quitar la vista de la calle.

—Sólo no te tardes ¿Sí? No quiero que aparezcas cuando yo tenga tres hijos y un marido muy bueno —Ambos reímos.

—Tú también puedes buscarme ¡eh! —Elevó una ceja mientras reía.

—Como no tengo celular, te dejaré el número de la casa de mi madre, ahí podrás hablar siempre hasta que tenga un celular... —Comencé a apuntar el número en una servilleta.

—¿Qué pasará cuando te vuelvas famosa y cambies de número de celular sin avisarme? —Preguntó con el freno fruncido.

—Nunca pasará eso... me refiero a no avisarte —Sonreí.

—En caso de que pase ¿qué debo hacer? —Insistió.

—Está bien, sólo llamarás a mi madre y pedirás mi número —Respondí cambiando de posición en el asiento.

—Eso suena tan fácil, con la fama que tendrás tu madre a penas y responderá la llamada.

—Está bien, está bien. Llamarás a mi madre y pedirás mi número, si mi madre se niega a proporcionártelo tendrás que recitar este poema—Comencé a escribir en la servilleta.

He estado trabajando todo el día,
Ahora estoy cansada
Llamo: "¿Dónde estás tú?"
Pero sólo se escucha el murmullo de las hojas de un roble;
La casa está muy silenciosa,

El sol brilla sobre tus libros,

[...]Pero tú no estás ahí,
De repente estoy sola.

-Amy Lowell "Madonna de las flores del crepúsculo"

—En caso de que ese falle puedes intentar con esta —Reí mientras escribía fragmentos de los poemas favoritos de mi madre.

[...]Las calles apresuradas
Se aparecen una tras la otra
Y te alejan de mí
Las luces de la ciudad aguijonean mis ojos
De tal modo que ya no puedo ver los tuyos
¿Por qué debo dejarte
Y herirme a mí misma con los agudos ribetes de la noche?

-Amy Lowell "Taxi"

—Ella estará enterada de este tipo de promesa o lo que sea, así que no te preocupes sólo di cualquiera de los dos poemas.

—Ojalá no estés casada para cuando decida hablarte —Dijo cerrando los ojos rápidamente como si pidiera un deseo.

—Tú podrías ser el casado, no lo olvides —Reí.


Cuando ella se fue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora