Todo lo que quiero

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Boss era el nombre del cachorro que se encontraba frente a mí. Andrew había soltado una carcajada cuando le comenté el nombre.

—Suena realmente rudo —Sonrió ampliamente mientras me pasaba una taza con café.

Los hijos de su vecina, la que se había encargado de cuidar a Boss mientras nosotros nos encontrábamos en mi fiesta de cumpleaños, estaban en casa de Andrew jugando con el cachorro.

—Boss es un buen nombre —Sonrió el pequeño que tenía cerca de los 6 años. Su nombre era Ethan

—Es muy pequeño ahora pero pronto será muy grande —Anunció el otro pequeño que sólo era un año menor que el otro y que respondía al nombre de Ben

—¿Boss vivirá aquí? —Preguntó Ben que abrazaba cuidadosamente al pequeño bulldog.

—No... pero puedes decirme cuándo quieres verlo y Jane lo traerá —Asintió Andrew.

—¿Son novios? —Preguntó Ethan sonrojándose. Me quedé congelada al escuchar la pregunta ¿qué se supone que tenía que responder?.

—Sí, somos novios —Contestó Andrew soltando un suspiro.

—¿Boss es su bebé? —Preguntó Ben aun abrazando al bulldog.

—Sí —Esta vez yo contesté — Nuestro pequeño retoño —Los niños rieron.

—¿Se casarán? —Insistió Ben, esta vez tenía ganas de arrebatarle el cachorro y decirle que dejara de hacer preguntas tan incómodas.

—Aún somos jóvenes —Contesté dejando escapar una risa nerviosa.

—Tal vez más adelante —Andrew le guiñó un ojo a los niños que soltaron carcajadas y el calor se disparó por mi rostro.

Un par de horas más tardes los niños habían regresado a su casa y el pequeño Boss se encontraba dormido entre mis brazos, como aún era pequeño lo único que hacía con frecuencia era comer, dormir e ir al baño, como los bebés. Eso era lo que más me encantaba, la idea de un bebé, amaba a los bebés, había cuidado a Tessa cuando era pequeña, yo también lo era pero la había visto crecer y la vida jamás me había sorprendido tanto. Los pequeños niños que alguna vez vi en el parque mientras era más joven ahora eran adolescentes y... simplemente la idea de "vida" me llenaba de emoción.

—Deberías ver tu rostro —Comentó Andrew mientras entraba su habitación —Podría quedarme observándote pero apuesto que después de unos minutos se vuelve aburrido —Soltó una risa floja y yo intenté fruncir el ceño pero era imposible, Andrew me miraba con la sonrisa de un pequeño niño pegada al rostro —Miento, en realidad si podría verte por mucho tiempo.

—Andrew, Boss es lo más hermoso que he recibido para un cumpleaños ¿sabes? —Dije sin poder contener la emoción que destilaba mi voz.

—Apuesto a que sí, lo has tenido en brazos desde que llegó a casa, te encargas de sobarle la rechoncha panza cuando está por quedarse dormido y recoges todos sus desechos... debes estar muy enamorada para hacer eso —Sonrió y tomó mi mano libre para besarla.

—Cuéntame su historia —Pedí mientras pasaba mi pulgar por su mano, arriba y abajo. Andrew situó su mirada en nuestras manos.

—Lo encontré ayer justo cuando salía para ir a buscarte —Sonrió ligeramente y se acomodó junto a mí. Su rostro frente al mío, ambos estábamos recostados en su cama — Estaba una chica con una gran cesta y ahí sólo estaba Boss, su hermanos ya habían sido adoptados y él era el último. La chica dijo que la madre había muerto después del parto y que no podía quedarse con él, así que pensé en ti. Bueno... primero pensé en adoptarlo yo pero después pensé en ti y todo encajo... los dos se parecen cuando duermen —Andrew comenzó a besarme, pasados unos minutos lo separé con una mano.

Cuando ella se fue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora