¡Esto es un caos!

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¿Cuánto tiempo llevo despierta? ¿Ya es de día? Me siento fatal. ¿Qué pasó anoche? La cabeza me duele un montón. Ya está bien, no volveré al maldito Allianz Arena. Nunca más. Estoy tan mareada que no puedo ni pensar, no digamos ya...

Uf. ¿Cuánto llevo despierta? Tengo la cabeza a punto de estallar y noto una especie de niebla. Me muero del dolor. Ésta ha sido la noche más monstruosa de mi vida. No volveré a apoyar a Juliet en estas bobadas nunca más.

¿Eso es una pierna?

No me interesa, quiero dormir...

¿Cuánto llevo despierta? ¿Cinco minutos? ¿Media hora? No es fácil saberlo.

¿Qué día es hoy, por cierto?

Permanezco tendida e inmóvil. Siento un zumbido continuo en la cabeza, una especie de licuadora gigantesca. Tengo la garganta seca, me duele todo. Noto como si mi piel fuese papel de lija.

¿Quién me trajo anoche? ¿Qué pasa con mi cerebro? Es como si tuviera el cráneo relleno de algodón.

Debo haber sufrido una conmoción cerebral o algo así...o no, porque de lo contrario estaría en el hospital y no me dejarían dormir. Me esfuerzo por recordar pero solo me vienen a la mente tonterías, cosas demasiado antiguas, el agua fría de las playas de Reñaca, Matías haciéndome comer arena, la nieve como crema recién batida en las cumbres de la cordillera... ¿Estoy de vuelta en Santiago?

Espera. Obligo a mi cerebro a quedarse quieto por un instante.

"Wie teuer ist es?"

Entre el algodón un recuerdo empieza a brillar más nítidamente. Hago un esfuerzo por capturarlo en medio de tantos otros...teuer...teuer... ¡Eso es! ¡Ya lo tengo! Manuel Neuer.

Estábamos fuera del estadio, bajo la lluvia luego del partido, esperando a Neuer. Eso es todo lo que recuerdo. Estúpido presumido. ¿Quién diablos se cree que es?

Ni siquiera puedo abrir los ojos. Los noto pesados, cerrados a cal y canto, como aquella vez que usé unas pestañas postizas con un pegamento muy malo, al día siguiente, cuando entré dando tumbos en el baño, vi que tenía un ojo totalmente pegoteado y una cosa negra encima que parecía una araña muerta. Muy bonito, muy de Lena.

Con cautela, extiendo una mano y tropiezo con lo que parece ser un pectoral masculino (bastante musculoso) y oigo un crujido de sábanas. No suenan como las de mi casa. Hay un extraño aroma a un perfume que desconozco en el aire y llevo puesta una camiseta de algodón que no es mía. ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Cómo tuve tiempo de echarme un ligue?!

Uau. ¿Llevaré la camiseta talla extra grande de algún tipo terriblemente sexy? ¿La habré tomado prestada para dormir después de una noche de sexo salvaje? Tal vez por eso me siento tan adolorida.

Quizás si me levanto y me doy una buena ducha... Abro los ojos con gran esfuerzo y me incorporo unos centímetros tratando de acercarme al otro cuerpo. Mierda. ¿Qué demonios...? El chillido de un niño al que acabo de aplastar y que ahora llora a todo pulmón me despierta por completo. Del susto termino cayéndome de la cama y acabo despatarrada en el suelo de la habitación que sigue en penumbras.

Esto es surrealista. ¿Qué pasa aquí? ¿Qué ha pasado?

Trato de que mi cerebro recuerde, pero en mi cabeza no hay más que un gran vacío. Necesito una taza de café bien cargado. Me propongo escudriñar la habitación para vislumbrar alguna pista, pero mis ojos no están para investigar. Los aprieto fuertemente, no quiero información, solo un café y un par de aspirinas. Sigo desplomada en el suelo con la cabeza que se me parte y el llanto del crío ese que no ayuda para nada. Me acuerdo vagamente de haber salido corriendo en busca de un taxi.

Amor, recuérdame || Manuel NeuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora