No esperes que te olvide

593 30 6
                                    

Bueno, ahora sí necesito recuperar la memoria. Esto de la amnesia me tiene al borde un ataque de histeria. Estoy harta de que otras personas me cuenten mi propia vida.

La memoria es mía. Me pertenece.

He adquirido la costumbre de pasarme un buen rato encerrada en el baño frente al espejo mirándome a los ojos. Lo único que aún reconozco de mí, lo poco que queda de mi antiguo yo; esperando que surja alguna chispa. Alicia desde el otro lado se burla, no piensa soltar ni una palabra de lo que sabe. Empiezo a creer que es inútil.

—Ya se durmió—dice Manuel en voz baja mientras sale cuidadosamente de la cama.

Se había tendido junto a Oliver en la amplia cama de matrimonio, extra grande, para que pudiéramos dormir cómodamente los tres, tal como el niño estaba acostumbrado pero desde que todo esto pasó Manuel ha estado ocupando el cuarto de huéspedes. Siento que soy tan injusta con él. Le echo una última mirada al bebé dormido y salgo, encaminándome a su habitación.

La última semana había sido como estar en el purgatorio. Llegué a la conclusión de que eran necesarias medidas más drásticas.

Empujo con cuidado la puerta para no hacer mucho ruido pero no duerme, solo está recostado en la penumbra con la vista fija en el móvil.

— ¿Te molesta si charlamos un momento? ¿O ya te quieres dormir?

—No, entra... aún no tengo sueño

No sabía cómo encarar la situación, si bien estaba decidida a hacerlo. Me senté al borde de la cama y por un momento nos quedamos en silencio.

— ¿Notaste algo raro antes de lo que pasó? ¿Qué hacía habitualmente? Me refiero a si me comportaba de manera normal.

—Pues sí, lo de siempre... llevar a Oliver a la escuela, el gimnasio, tus amigas. No creo que hubiese nada extraño.

Nada. Si Lewandowski y yo en verdad teníamos algo estaba muy bien escondido. Al parecer yo no tenía intenciones reales de echar mi matrimonio y mi familia por la borda ¿Por qué esperar tanto si amaba a otro?

Me acerqué más a Manuel intentando comprender. Algo debía tener ese hombre para haber mandado al diablo a Juliet, una de las personas que eran más importantes para mí. Solo pude haberlo hecho por amor. Una canción empezó a sonar suavemente en su móvil. Yo la conocía bien.

Your precious love now means more to me

Than any love could ever be

For when I wanted you

I was so lonely and so blue

That's what love really made me do...

—Mr. Nobody es mi película favorita.

—Lo sé, insististe tanto para que la viera—rió bajito—Pero la escena de la piscina me recordaba a nosotros... cuando te pedí matrimonio quise que sonara esta canción.

And darling, Oh they keep saying that our love won't grow

But honey I wanna tell them

And I just wanna show them

How in the world do they know that?

La canción me tocó una fibra delicada. Desde que vi la película por primera vez había anhelado amar a una persona a través del tiempo y más allá de la muerte como Nemo amaba a Anna. El lamento del cantante sumado al primer instante en que los protagonistas se ven a los ojos siempre me hacía llorar. Igual que ahora. Pero lloraba por no recordar el momento en que Neuer me pidió que fuese su esposa ¿Había llorado también? ¿Me había sentido dichosa? Jamás en la vida había sentido una impotencia así de grande.

Amor, recuérdame || Manuel NeuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora