Una vida que recordar

687 36 11
                                    

Oliver se quedó dormido entre los dos mientras a nosotros se nos pasó la noche frente al portátil entre fotos y videos. Lo había visto todo y aún así estaba perpleja. Era sin dudas 2016 ¿Pero cómo había girado el mundo tanto tiempo sin que yo lo percibiera? Lo peor es no saber qué clase de persona soy ahora: viajo por el mundo, uso diseñadores prestigiados y conduzco un Mercedes Benz. Hay algo aquí que no está bien.

No soy la persona que pensaba que era cuando me desperté esta mañana. Pero ¿quién era esa Milena?, me pregunto. ¿Cuándo fui yo esa persona que amaneció en la cama de un desconocido y solo podía pensar en huir? Cierro los ojos. Tengo la sensación de que estoy flotando, de que podría perderme en el espacio. Necesito anclarme. Cierro los ojos y trato de concentrarme en algo sólido. No encuentro nada. Tantos años de mi vida, pienso. Ausentes.

—Y finalmente... esta es la filmación de nuestra boda ¿Aún quieres verlo? Son las 3 de la mañana, deberías descansar.

Una boda.

¡Mi boda!

El estómago se me retuerce y el corazón me galopa de miedo. Es algo totalmente impensado. No solo no me veo de novia ¡No me imagino casándome con este personaje!

Manuel lo pone a reproducir y siento en la piel la misma sensación que cuando caigo al vacío desde 4 o 5 metros. Vértigo. Me estoy viendo vestida de novia, voy con un vestido color marfil, escandaloso escote profundo en V, silueta ceñida en la cintura y una falda de gasa amplia y magnifica. Neuer a mi lado, de etiqueta, con ese cuerpo en el que todo lo que use parece caer bien. Una boda lujosa, como de revista.

Es mi boda. Mi boda de verdad, auténtica. Y siguen apareciendo pruebas. Un detalle llama mi atención.

—Estoy... ¿Estoy?

—Embarazada. Sí.—habla en susurros—Nos casamos en junio y Oliver nació en septiembre.

Se supone que es el día más feliz de mi vida y no recuerdo nada, no me produce ninguna emoción. Están mis padres, mis abuelos, identifico a quien se autodenomina como mi suegra pero el resto es un mar de personas desconocidas para mí. Una mujer con un elegante vestido morado, como de sirena, me habla al oído.

— ¿Y ella quien es?

—Es Lisa—dice como si fuera muy obvio—¿La esposa de Thomas? Se supone que es tu mejor amiga ¿Tampoco la recuerdas?

Resoplo por lo bajo. Ni siquiera lo recuerdo a él y pretende que recuerde a la esposa de Thomas Müller. Neuer sacude la cabeza con aire cansado.

—No, claro... disculpa, esto es tan extraño...

¡¿Lisa Müller, mi mejor amiga?! Vamos, no he visto a esa mujer en mi vida. Además Juliet no aparece en ese video ni una sola vez ¿Cómo pudo faltar mi verdadera mejor amiga a mi boda? La respuesta me rondaba los pensamientos y temía preguntar... después de todo me casé con su ídolo, con el amor de su vida. Yo. Debe pensar que soy la peor basura sobre la faz de la Tierra. Me sentí vulnerable, indefensa. Había perdido el control de mi vida y estaba en manos de una persona que no conocía.

—¿Y si no recupero la memoria?—se me quebraba la voz—¿Y si todo eso se perdió para siempre y nunca más lo puedo recordar?

Me toma la mano con delicadeza y en la penumbra noto el refulgir de sus ojos que me miran fijamente.

—Solo para que lo sepas, Lena...te amo—parece tan abrumado—Eres el amor de mi vida, me has dado un hijo maravilloso y no podría haber deseado una vida mejor.

Cierro los ojos. Aunque mi mente intenta rechazar esa información, en algún rincón de mi cerebro sé que es cierta. Oigo que rompo a llorar, y al hacerlo Manuel se acerca. Noto su presencia a mi lado, no me muevo cuando me rodea la cintura, no opongo resistencia cuando me atrae hacia sí. Me abraza suavemente y reparo en que el movimiento me resulta familiar. Me calma.

Amor, recuérdame || Manuel NeuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora