Capítulo 8

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La luz del día entraba por la ventana alumbrando toda la habitación, tenía un terrible dolor de cabeza. Me senté en la cama viendo hacia la ventana, debía llamar a Fede quien de seguro estaba angustiado, pero lo haría más tarde.
No me había dado cuenta de la música que sonaba de fondo hasta que retumbo en mis oídos, alguna alegre y movida canción fuera de mi gusto, salí de la habitación y me dirigí hacia donde sonaba esa música; venía de la cocina, Sebastián bailaba alocadamente mientras cocinaba, era imposible no reírse, lucia gracioso.

Me escuchó reír y se giro, no estaba nada sorprendido ni avergonzado y se acercó a mi rápidamente tomandome por la cintura.

-Baila conmigo -dijo moviéndome a su ritmo, yo no podía dejar de reír y de seguirle la corriente, bailaba con el por la enorme cocina. Él estaba encantado, emocionado porque bailaba graciosa y sensualmente con él- . Me encanta escucharte reír, te ves tan hermosa y tierna así.

-Yo no soy tierna -le mostré mis dientes y garras simulando un león, él río a carcajadas.

-Tienes razón... Eres Adorable! -me acercó más a él y me beso dulcemente, luego dijo:- Buenos días preciosa -y se alejó apagar el fuego. Fue inevitable sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo, su saludo me recordó a Cristian y toda alegría desapareció de mi rostro.

Me sirvió un vaso con jugo de naranja y se retiro a servivir el desayuno, mientras lo veía moverse frente a mí recordé un maravilloso día con Cristian.

Sucedió en la cocina de su casa, había pasado la noche ahí, nos encontrábamos en la fase de amantes sin freno, no nos importaba donde fuera.
Él preparaba el desayuno de una forma más sensualmente... con una toalla amarrada a su cintura. Apago el fuego en cuanto me vio aparecer, me acerqué a él de una manera muy provocativa y  me tomó entre sus brazos, aprisionandome contra el refrigerador y me beso de tal manera que me robo el aliento.
Llevaba puesta solamente una camisa de él y le tomo sólo dos segundos para dejarme desnuda. Mientras me besaba, su mano bajaba por mi espalda, recorriendola lentamente, luego bajo a mis nalgas y me las apretó acercándome más a él, podía sentir lo duro que estaba y eso me encendía más, la mano que tenía libre bajo hasta mi entrepierna, acariciando los labios vaginales y el clítoris, haciéndome gemir de placer. Mi mano bajo a su miembro y al tocarlo sobre la toalla gimió, volviéndome loca, su boca dejó la mía por unos segundos para devorar mis pechos...
¡Ah... tenía una forma tan excitante de besar los pechos!
Primero, lamía alrededor del pezón, luego succionaba y al finalizar mordía, esos tres pasos me mataban, podía pasar horas besando mis pechos y nunca terminaría de sentir placer.
Regreso a deleitarse con mi boca, a enloquecerme con esos apasionados besos que terminaban por hacerme llegar al orgasmo mientras me susurraba al oído:- Buenos días preciosa -a la par del estremecimiento provocado por el orgasmo.

-¿Kate? ¿Kate? -me decía Sebastián sacudiéndome de aquella mañana tan bella, buena elección para comenzar el día.

-Un hot cake esta bien, gracias -dije a la pregunta no formulada de Sebastián.

-¿A qué hora tienes que ir a trabajar?

-¡Mierda! -mire el reloj y vi que se me hacia tarde- Ya voy tarde -dije corriendo a cambiarme para ir al trabajo, ya ni a desayunar me daba tiempo.
Cuando termine de cambiarme, Sebastián esperaba con la llave de su coche en la mano.

-Vamos, te llevo -lo dijo en un tono que no fue de mi agrado.

Durante el trayecto todo fue silencioso, hasta que sonó mi celular, era un texto de Cristian.

'¿Te diviertes con tu chico nuevo?'

'¡Idiota!'

'¿Debo interpretar eso como un NO?'

¡Ah, maldito! Guardé el celular en el bolso molesta, Sebastián lo noto y no tardó en preguntar quién me mensajeaba, sólo volteé a verlo con los ojos en blanco, lo único que me faltaba era que éste niño bonito me hiciera una escena de celos.
Para acabarla de fregar, Federico me hablaba todo histérico.
¿Qué pasa con éstos hombres?

Deseaba llegar lo más rápido posible al trabajo y salir de tanto drama.

Llegando al trabajo Sebastián se despidió con un beso en los labios y quedó de pasar por mi a la salida -¿Acaso tenía un letrero en la frente que decía 'Necesito Chaperon'?-, traté de decirle que no era necesario pero insistió.
Entre al trabajo de muy mal humor y para colmo estaba Adrián esperando a que llegará para hablar conmigo.

-¿Qué hace aquí Señor?

-Esperaba hablar un momento contigo, por favor... permíteme invitarte esta noche a cenar, puedes venir acompañada... sólo por favor no me rechaces, Piénsalo -se veía muy afligido, en  verdad hacia de todo para obtener mi aceptación.

-Está bien, lo pensaré.

-¡Oh! Muchas gracias, te envío la dirección más tarde.

Sin decir nada más, se dio la vuelta y se fue, me pareció extraño pero no tanto. El resto del día fue pesado muchos clientes y algunos de mal humor incluso peor que el mío.
Al llegar la hora de la salida le avise a Sebastián que tenía un compromiso y que no era necesario pasará por mí, al parecer lo entendió y no hizo preguntas. Llegué a casa, por suerte Fede no estaba enojado por no llegar a dormir, me recibió muy bien, le conté sobre Adrián y le pedí que me acompañará y él aceptó.

Nos arreglamos para ir a la dichosa cena, le pase la dirección y llegamos en media hora.
Vivía en una hermosa casa de dos pisos, color crema con cochera. Tocamos el timbre y una señora elegante y fina los recibió.

-¡Kate! Es un placer conocerte al fin, pasen cariño.

La casa estaba muy bien decorada, pasamos a la sala, Adrián apareció en ese momento y nos saludó,  no sabía si había hecho lo correcto al aceptar su invitación.

-Parece que ya conociste a mi hermosa esposa Linda.

-No es muy agradable escuchar esas palabras del hombre que abandonó a mi madre... -mencioné un poco molesta.

-Lo siento... no era mi intención incomodar, en un momento pasaremos al comedor.

-Si lo siento, esperamos a mi hijo, siempre se retrasa, ya quería conocerte Kate,  mi Adrián en verdad quiere recuperarte.

-¿Hijo? ¿Ustedes tienen un hijo? Disculpe señora pero no es como si si Adrián me hubiera perdido, él se abandonó a mi mamá y me dejó a la suerte de una desconocida, creo que no debí venir -me levanté de inmediato y estaba dispuesta a salirme de allí cuando su voz a lo lejos  sonó.

-Bien, ¿Para qué soy bue... no? -Sebastián se detuvo justo cuando me vio, a unos pasos de distancia, estupefacto al verme allí, al igual que yo.

-¿Él  es su hijo? -Dios, me sentía tan asquerosa, ¿cómo podía ser eso posible?

-Ella... es ....

-¡Que horror! -salí de allí con tanta rapidez que ni Sebastián pudo detenerme.

-Espera Kate, déjame explicarte -escuché decir a Adrián pero no quería explicación todo estaba claro, sólo quería olvidarme de toda esa mierda y sobretodo de los sentimientos que había despertado él... ¿Mi hermano?

UN FRÍO CORAZÓN LLENO DE AMOR!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora