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Algunos meses después...

-Suelten sus armas... ¡Ahora!

Los hombres se miraron mutuamente y comenzaron a reírse.

-¿Crees que una niña como tú podría hacernos daño?... Anda, baja ese arco corazón. Juguemos un rato ¿Quieres?

El hombre de la derecha amagó con sacar su arma del pantalón, yo solo apuntaba, aún no sabía muy bien que hacer.

-Escucha- dijo el otro hombre- hagamos un trato. No te mataremos, a menos, que nos hagas un pequeño favor- comenzó a desabrochar su cinturón con su única mano- ¿Que dices?

Sentí repulsión, pero que más podía esperar de los hombres de este nuevo mundo.

-Es todo, ya estoy harto- dijo el hombre de la derecha sacando su arma y apuntándome.

-Pienso igual- dije, y sin esperar un segundo más le dispare mi flecha. Un tiro directo a su cuello. Inmediatamente saque otra flecha y apunté al último hombre que quedo en pie, que miraba fijamente como su compañero se retorcía de dolor hasta su muerte.

-Tienes buena puntería corazón- él solo me miraba y sonreía.

-La he tenido mejor- estuve a punto de dispararle cuando escuché el sonido de un auto acercándose.

-Se acabo el juego- el hombre sacó su pistola y disparo contra mí.

Salí corriendo justo a tiempo, la bala solo impactó contra el suelo. Me dirigí rápidamente hacia el bosque. Mire hacia atrás y dos hombres diferentes me estaban persiguiendo, aquel que no pude matar ya se había ido.

Los que me perseguían comenzaron a disparar, yo solo corría y corría. La falta de energía se estaba convirtiendo en un problema para mí. Los hombres no se rendirían, y yo tampoco.

Me escondí detrás de un árbol, ya no los veía. Descanse unos segundos hasta que escuche: -¡Allí!

Uno de los hombres me vio, volví a correr. Corrí lo más rápido que pude hasta que llegué a una especie de sendero y encontré cara a cara con cuatro personas más. Me detuve al instante, ellos me apuntaron sin darme tiempo a sacar una flecha.

-¿Quién eres?

Me quede en silencio. Tres hombres, uno de ellos me apuntaba con una ballesta, y una mujer, con cara de tener pocos amigos, llevaba sólo una katana.

Se escuchó el ruido de unos arbustos, giré hacia el bosque y aparecieron los dos hombres que me perseguían, que también apuntaron a los nuevos desconocidos. Todos apuntaban a todos. Yo estaba en medio de ellos, sin arma, sin salida.

-Hasta que te atrapamos- me dijo uno de los hombres.

Los miré con furia, estaba metida en un lío del que no sabía como salir, aún.

-¿Quiénes son?- volvió a decir el hombre detrás mío, al parecer el líder de ese pequeño grupo.

-El problema no es con ustedes, es con ella- dio un paso hacía mí al igual que el líder.

No sabía si las personas que tenía detrás eran buenas o no, o si me convenía estar de su lado. Sólo me quede ahí, sin moverme, esperando el momento oportuno para escapar.

-¿Por qué la quieren?- preguntó el hombre de la ballesta.

-Eso no les incumbe.

-Sólo mátala y terminemos con ésto- los que me perseguían estuvieron a punto de dispararme.

-¡Alto! Aquí nadie disparará a nadie- volvió a decir el líder.

Gire la cabeza y vi a unos cuantos infectados viniendo hacia acá.

-¿Ni siquiera a ellos?- dije mirándolos. 

Todos se precipitaron, los que me perseguían comenzaron a disparar contra los infectados, lo que provocaba que más y más llegaran. Los cuatro desconocidos solo tomaron sus cuchillos para matarlos, no querían generar más ruido del que ya había.

Aprovechando ésta situación salí de ahí sin que nadie me viera, corrí unos cuantos pasos hasta que un infectado chocó directo conmigo, logré agarrarlo del cuelo impidiendo que me mordiera y con la otra mano tomé mi cuchillo, pero no fue necesario utilizarlo. Una flecha atravesó directo la cabeza del infectado, di la vuelta y vi al hombre de la ballesta que me miró. No sé por qué lo hizo, no necesitaba su ayuda.

-¡Se escapa!- uno de los hombres me vio y comenzó a seguirme. Comencé a correr, otra vez.

Fui esquivando algunos infectados por el camino, miré hacia atrás y sólo ese hombre me perseguía. Me detuve e inmediatamente saque una flecha y le apunté. Cuando estuve a punto de disparar el hombre que faltaba apareció de repente detrás de mí y me sujetó, impidiendo que dispare.

Luche unos segundos para liberarme, pero uno de ellos tomó su pistola y me golpeó la cabeza, quede muy aturdida. -Si que es fuerte- escuché decirles. Luego otro golpe en la cabeza, y todo se puso negro.


Nota: La historia comienza a partir del episodio 7 de la tercera temporada de The Walking Dead.

The Next World |Daryl Dixon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora