Capítulo 23.

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Desperté a la mañana siguiente con un atuendo que parecía ser de mi madre hace años. Yo y mi escasez de ropa. Tendría qué acostumbrarme a lo poco cómoda que era.

Bajé las escaleras y caminé como tres días y medio para poder encontrar la cocina y servirme un vaso de agua.
No había pasado mi dolor por la muerte de Margo. La extrañaba, y sentía ése vacío todas las mañanas en las que me despertaba.

—Así que tú eres una Drácula. —Escuché la voz de un chico a mis espaldas, provocándome un buen susto.

—Lo soy. ¿Tú eres?

—Chase Morgan, tu ayudante homosexual preferido desde hoy. —Me reí mientras le tendía la mano—. Un gusto, cariño.

—El gusto es mío Chase. —Me reí y asentí—. Ése atuendo te va perfecto.

—Y eso que lo uso para dormir. —Me reí.

Chase compensaba la muerte de Margo.

—¿Roland es tu novio? —Me preguntó.

—Ni de cerca.

—Estoy en mi día de suerte. ¡Está bellísimo! —Sonreí y negué con la cabeza.

—Ni tanto.

—Hay por Dios, seguro que me da una oportunidad. ¿Se me ve bien el atuendo o lo cambio por otro más elegante?—Rodé los ojos y lo tomé del brazo encaminándolo a la planta alta.

—Cámbiate.

—¿Hablas en serio?

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Pensé que te podrías celosa.

Negué con la cabeza.

—Eres un desastre.

—Por supuesto. —Y comenzamos a caminar charlando—. Aquí todos son vampiros ¿verdad?

—Si no fuese vampiro no estuviese aquí. Tu padre odia, ya sabes, a los humanos, por lo de tu...

Asentí con la cabeza.

—Al llegar tuve ese recuerdo. Yo la vi enfrente de mí, la vi. Y no sé, sentí el dolor tan grande que te llena cuando pierdes a alguien importante para ti.

Sus brazos me rodearon por los hombros y yo correspondí su abrazo.

—Tenía una hermana adoptiva, ella también murió. —Apreté mis labios—. Margo Matthews, ése era su nombre.

—La vida es difícil y dura, pero nadie salió del vientre de su madre aprendiendo a vivir. Cada día se tiene que improvisar algo nuevo, y si sale mal aprendes de ello, y si no, también.

Asentí agradeciéndole en lo más profundo de mi corazón, ahora que sabía que tenía uno.

—¿Tu nombre completo por ahora es...?

—Jade. —Asintió—. Jade Drácula.

—Así que Jade... —Lo interrumpí con cara de confusión.

—No se pronuncia así. Te lo dije con la pronunciación correcta. Es lleid, no jade.

—Me gusta más como se escucha en español.

Asentí sonriendo, y apareció Ronald despeinado y con cara de haber despertado.
Efectivamente.

—¡Guapo! —Le gritó Chase cuando estuvo a una distancia prudente.

Solté unas carcajadas que nunca había soltado en mi vida con alguien que no fuese Margo.

—Ya los puedo imaginar en su boda.

—Hazlo. —Y se detuvo en la habitación de él para observar si todos estaba correcto y en su lugar.

Un perfeccionista.

—Pero sinceramente se le nota que lo vuelves loco. —Rodé los ojos—. Esa mirada de odio que te dirigió, la distancia que guarda contigo, la poca atención que te presta, cuando no te dirige la palabra.

—¿Eso no es odio?

—Puede ser, pero como psíquico que nunca pude ser, sé en el fondo me mi alma que ustedes van a terminar juntos.

—Es un alivio.

—¿Qué es un alivio? —Pregunta.

—Que seas un vampiro y no tengas alma, por lo tanto no lo sientes del alma.

—Inteligente.

—Yo lo sé.

Y de pronto, algo me golpea la cabeza y veo borroso. Chase está a mi lado y trata de ayudarme pero yo, en lo que menos pienso, me quedo dormida.


Aeternum.  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora