Capítulo 37.

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Estaba muerta, eso lo sabía, pero... ¿cómo podía saberlo?
En ése momento estaba realmente confundida, mirando mi cuerpo en el piso e intentando limpiar lo posible de mi rostro, pero lo hacía en vano, pues mi brazo se traspasaba.
Miré a todos lados, el cuerpo de Ronald y de Chase estaban a sólo unos metros de distancia del mío, y el de Scott estaba a más de cinco.
Algo dentro de mi pecho me decía que me dirigiera al panteón, pero mi pregunta en ése instante era ¿puede sentirse algo en el pecho después de haber muerto?
Suspiré y no me hice caso, me dirigí completamente al panteón.
Miré a todos lados, y después escuché un voz?

«¡Jade!».

Miré frente a mí.

«Soy la muerte». Una figura humanoide y distorsionada se colocó frente a mí.

Era linda si ponías piel en aquella parte de la cara donde no tenía.
Era alta, hubiera pensado que era una jirafa vestida de negro.

—No era mentira cuando me dijeron que me necesitabas...

—No lo era Jade. —Tragué saliva, viendo como en la tumba de mi madre se creaba un portal.

Ella comenzó a dar pasos hacia adentro, así que supuse que yo también debería de hacerlo.
Era neutra, buena cuando la necesitabas y distante cuando no. Fría, seguro había una buena historia antes de su muerte.

—¿Para qué me necesitas? —Pregunté en un momento donde el portal casi se acababa.

—Aclarar unos asuntos. —Respondió fría—. Te he escuchado estos últimos meses y ene lo personal opino que llevas la razón.

Entramos en una habitación negra donde había un asiento y todo lo demás se oscurecía con sólo mirarlo dos segundos.

—Espera. —Me hizo una señal de alto con su mano, si es que se podía llamar así—. Toma asiento.

Y me senté.

—Ahora viene Jesús. —Y no pude evitar la imaginar como una secretaria.

—¿De qué me querías hablar? —Pregunté igual de neutra.

—No sé cómo te tomarás esto, así que lo diré de la manera más amable posible. Eres fruto de una humana y un vampiro, eres única en tu especie. No tenemos idea de cómo reaccionarás en este mundo. Eres una especie nunca antes conocida en un mundo de criaturas místicas no encontradas, por ahora. Tienes más poderes de los que crees tener. Tienes más inteligencia de la que podemos encontrar. Cuando las personas te dicen que eres especial no es por un cumplido, lo dicen porque es verdad. He estado pendiente de tus movimientos, palabras, actitudes, entre otras muchas cosas. Debo decirte que no eres humana ni vampira. Eres las dos, las dos en un mismo tiempo, cosa que, no puede ser posible, Jade, eres la eternidad, eres la suma de todo y el resultado de nada. No tienes un comienzo o un final, eres la criatura más rara e imposible de existir que algún ser pudo imaginar. No tienes dueño, el dueño lo eres tú misma. El cruce de humano y vampiro hizo esto. Tu alma no era así, los genes en ti cambiaron. Los genes no actuaron como deberían actuar.
«Ahora, investigué a chicas pelirrojas desde el comienzo de los tiempos. ¿Adivinas algo?, apareces en todas las épocas. No tienes un comienzo, siquiera yo existía en el momento que Dios creó el mundo. Pero tú ya estabas aquí desde antes, siendo una bacteria, tal vez roja, desde el principio de los tiempos, y comenzaste a evolucionar poco a poco por tu cuenta. ¿Cómo puede ser si no recuerdas nada? Tengo la respuesta: en cada época moriste, y después de morir te volvieron a enviar, en otra vida, pero borraron tu memoria. Yo antes no era la muerte, yo era una simple humana que de pronto se encuentra debatiendo entre si él o ella morirá o vivirá. Mis antepasados fueron la muerte, me tocaba a mí serla para dejarlos descansar eternamente. Nunca vi algo igual, pero aquí el punto es que eres y serás la eternidad. Cuando mueras borraré todo de tu memoria menos estas palabras. Quiero que conserves este recuerdo».

Yo era la eternidad.
La... eternidad.

Y justo cuando iba a decirle que lo volviera a repetir para anotarlo todo, un hombre de cabello castaño entró por la puerta.

«No te puede ver». Miré a la muerte. «Sabe que estás aquí, pero a los dos les prohibí verse, o a ti, porque sino la guerra entre los dos se desataría en este momento, y ninguna de las dos queremos eso».

La muerte habló por fin en todo el recorrido.

—Venimos a hablar sobre... ¿quién se quedará con Jade?

—No es lo suficientemente buena para entrar al cielo.

—No es lo suficientemente mala para merecer el infierno.

—Y no pude ir al purgatorio, ya que por su sangre es así. El purgatorio recibe almas para sanarse con el paso del tiempo. Si ella se va ahí le tocará vivir en ese lugar una eternidad. —Habló la muerte, haciendo que me sintiera más tranquila.

—¿Alguna idea en mente?

—Devolverle su vida. —Habló la muerte—. Ella es la eternidad. Ella no puede morir por más que queramos. Es fruto de un vampiro y una humana. Ella vive eternamente.

—¡No! —Grité haciendo que todos guardaran silencio—. No quiero vivir sin mi familia...

—Vivirás de nuevo tu vida. —Añadió la muerte—. Volverás a nacer. No te borraré la memoria. Pero... si vuelves a morir volverás a nacer, sólo que con otro cuerpo y familia. Eres la eternidad, sólo que en ese caso obligatoriamente tendré que borrar tu memoria.

—Viviré con mi madre y mi padre biológicos. —Suspiré—. Pero no con mis amigos.

—Ya me encargaré yo de eso.

Asentí, y todo se volvió oscuro. Oscuro me quería morir.
Un luz se hizo presente de nuevo.

—Es una hermosa niña. —La voz del doctor me hizo estremecer.

Aeternum.  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora