Capítulo 30.

29 2 2
                                    

«¿Seguirás así todo el tiempo?». La voz de Margo entró en mi cabeza.

—No tengo otra opción.

«Tienes que disfrutar ahora». Tragué saliva.

—¿Por qué?

«Porque en un futuro te arrepentirás de lo que estás diciendo»

—De lo único que me arrepiento es de haber causado esto. —Señalé a mi alrededor.

«Extrañas a Martín. ¿No es cierto?». Asentí con la cabeza.

—Recuerdo tantas cosas...

«Martín está bien»

—Lo extraño, y a ti.

«Él está allí, y yo estoy aquí».

—Quiero mi vida de vuelta. —Susurré.

«Si no hubiese pasado esto estarías muerta».

—Pero sería una muerta feliz.

«Tienes a Chase, y a tu papá real, a Ronald, a Matías, tierna a todos a los que necesitas aquí. Incluso, me tienes a mí». Suspiró. «No me vengas con tus dramas depresivos, porque aquí tú eres la única que nos puede salvar, y para salvarse, hay que perderse».

—Sólo necesito tiempo...

«De acuerdo»

Me dirigí al escritorio y me senté en la silla, mirado frente a la puerta.

«Una cosa más».

—¿Si?

«No confíes en Josh ni Lucía». Susurró.

—¡No lo haré! —Grité.

—¿No lo harás? —Josh entró a mi cuarto—. ¿Hablas sola?

—Algo así. —Señalé la foto de mi abuelo—. Con él.

—¡Oh! —Sonrió—. Martín, el famoso cazavampiros.

Asentí.

—¿Es padre de tu padre?

—Abuelo adoptivo. —Respondí rápidamente—. Antes era adoptada.

—Oh, ya veo... Señorita Drácula.

—No soy Drácula. —Insistí—. Soy Noemí.

—¿Ah, sí? ¿y tu fuerza de dónde viene?

No respondí.

—Eres una Drácula. —Susurró—. ¿Por qué tus ojos cambian de color?

—Es un don...

—No mientas Jade. —Abrí los ojos como platos—. Eres Jade Drácula, hija de Vlad Drácula.

Fruncí mis labios y me levanté en la defensiva.

—Confía en nosotros. Lucía me dijo que al parecer tienes poca confianza.

—Así es amigo.

—¿Cuánto tardarás en darte cuenta que somos los que te vamos a ayudar en todo?

Alcé las cejas y me encogí de hombros.

—En serio quisiéramos ser parte de tu lista de amigos.

—Tienen tiempo para serlo. —Y lo empujé hacia la puerta—. Porque ahora estoy un poco ocupada charlando con un retrato, ¿qué dices si luego hablamos?

—Oh, espera Jade. ¿En qué castillo estamos?

Y cerré la puerta en un estruendo al darme cuenta que era una imbécil.
En el castillo de Drácula.

Aeternum.  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora