4-Cambios

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Estaba tranquilamente durmiendo cuando noto que mi cuerpo es sacudido por alguien. Abro un ojo, y me encuentro con Val.

-¿Qué pasa?- le pregunto.
-No puedo dormir, ¿puedo quedarme esta noche contigo?- me dice. A lo que yo le respondo que sí.

Así que le hago un hueco y le pongo mis cascos con su lista de canciones favoritas.
A la mañana siguiente, me levanto por los rayos de sol... ¿Porque no puse las cortinas? Ahora ya no puedo dormir, así que me levanto, me cambio de ropa y me pongo los zapatos, cojo un libro y salgo al jardín, pero justo antes de llegar a mi hamaca me encuentro con Travis, sin camiseta al lado de la piscina, cuando lo veo, quedo alucinada una vez más por el cuerpo que tiene, y me vuelvo a preguntar cómo es posible que Roy sea tan...Roy, y que Travis sea tan opuesto a él.

Un chasquido me saca de mis pensamientos.

-¡Ale! Te has vuelto a quedar embobada. ¿En qué pensabas ahora?-me dice con una sonrisa en la cara-
- En nada Trav, estaba pensando en cosas de... chicas.- no pienso decirle que me he embobado por culpa suya.
-Ya claro... ¿te metes en la piscina? -me dice cambiando de tema- No, gracias, ya tuve suficiente ayer- le contesto sacándole la lengua. A lo que él sigue- ¡Bueno pues tú te lo pierdes!- justo al acabar de hablar se tira a la piscina salpicándome.
-Travis!!- le grito- Tranquila hermanita solo es agua.- dice guiñandome el ojo.
¡Dios! Algún día me lo voy a cargar, y encontraran su cadáver en un contenedor.
Decido dejar de pensar en diferentes maneras de como asesinar a mi hermano y sigo mi camino hasta la hamaca, pero cómo soy yo, antes le cojo la toalla y se la cuelgo en el árbol.
Ahora sí que sigo mi camino con una sonrisa en mi cara, pero esta es borrada en cuanto me encuentro con el otro simio.

-Roy... ¿qué haces aquí?- le digo molesta.
-He decidido levantarme tempranito y tumbarme un ratito... ¿Quieres que me vaya? - Me dice con una cara de niño bueno, sorprendida por eso y recuperando mi sonrisa, le contesto- pues si... quería tumbarme un rato para leer...

-Ah... claro, pues entonces... ¡no me voy a ir! - me dice poniendo una estúpida sonrisa arrogante en su cara.

-¿En serio? ¿Tu naciste para fastidiarme?- le grito perdiendo la sonrisa por segunda vez y conteniendo mis ganas de pegarle

- Nop, pero me divierte tanto...- suelta sin sacar esa sonrisita de su cara.
¡Dios! Ahora me dan ganas de tirarle de los pelos y... Algo se enciende y se me ocurre una perfecta venganza. Automáticamente, una sonrisa malvada se expande por mi cara, cosa que intento disimular, pero no me funciona muy bien, ya que Roy se da cuenta y se ha levantado a la velocidad de la luz y tiene una cara de miedo digna de fotografiar.


- ¿Ale? ¿Esa sonrisa es para mí?- dice tragando sonoramente- Sip, para ti, solamente para ti- digo ahora sin intentar esconder mi sonrisa- otro día te lo piensas mejor ¿sí?- le digo mientras doy media vuelta dirigiéndome a mi habitación.
-Ale, ¡Alee! ¡Por favor! ¡No volveré a hacerlo! ¡Por favor olvídalo! ¡No me hagas nada!- me dice suplicando. ¡Ja! Demasiado tarde hermanito, demasiado tarde.

Al llegar cojo mi skate, dinero mis cascos y mi móvil, (ya que mi hermana se ha ido y lo ha dejado encima de la cama) y me dirijo a la salida de casa, pero antes de salir, una voz me lo impide.

-¿Ale? ¿Dónde vas? - Dice mi madre- Voy a salir a explorar un poco el pueblo ¡Vuelvo antes de comer!- digo mientras abro la puerta de casa y salgo a la calle. Al salir, me pongo los cascos con la música a tope y me pongo a patinar en busca de una tienda donde vendan lo que necesito.

Pequeños SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora