7-El pequeño duende

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Tras estar más de 10 minutos buscando el aula 114, donde haré literatura, la encuentro.

Como la clase ya ha empezado, decido pasar lo más sigilosa posible para que el profe no me note. Pero mi maravilloso plan falla ya que un estúpido neandertal, decide que silbarme es una buena idea.

Así que el profesor se gira y me mira directamente a los ojos, no parece muy contento la verdad, así que decido sacar mi mejor sonrisa inocente, con la intención de que se relaje un poco.

-Llega 25 minutos tarde, más le vale tener una buena excusa- me dice con enfado el duende. Si el duende, sus orejitas son puntiagudas, y su estatura no es que ayude mucho la verdad.

-Lo siento... es que soy nueva, y no sabía el camino- le respondo aún con la sonrisa.

-¡Ah! ¿Es usted Alexandra Rindley Curtis no? -me pregunta ahora con una sonrisa.

-Sip, esa soy yo duende- oh mierda, mierda, mierda. ¡Lo he dicho en voz alta!

-¿Disculpe? ¿Cómo me ha llamado?

-Bueno...no quería decirlo en voz alta así que mejor haga ver que no ha escuchado nada...

-¡He dicho que me diga cómo me ha llamado!- ¡Joder! ¡Ahora sí que esta cabreado!

-Vale... pero que conste que me ha obligado a repetirlo eh... Le he llamado duende, ya sabe por las orejitas- le digo mientras me toco las mías,- y por la estatura,- suelto ahora señalándole. - así que sí, le he llamado duende.

-Tenía la esperanza de que sería usted diferente a sus hermanos, pero ya veo que no... Así que... ¡HA DIRECCIÓN AHORA MISMO! -me chilla con la cara un tanto roja de la ira.

Así que decido salir de clase, pero no sin antes añadir:

- Vale, vale... pero no le diga a santa Claus que me he portado mal- añado haciendo un puchero-¿vale?
A lo que toda la clase estalla a carcajadas, haciendo que cambie de puchero a una sonrisa.

-¡HA DIRECCIÓN AHORA! - me ruge ahora mucho más enfadado y rojo.

Salgo de la clase aún riéndome de su cara, mientras me encamino en busca de dirección.

Cuando llego, la secretaria cuyo nombre es Maribel, me sonríe, pero en sus ojos se ve la confusión.

-Que hace por aquí otra vez señorita Rindley?

-He venido a hablar con el jefe- le digo mientras le guiño un ojo.

-Pasa, le estará esperando. -me sonríe negando con la cabeza.

Al entrar, él está de pie mirando lo que supongo que es el fichero.

-Bien, puedo llamarla Alexandra?

-No- le digo haciendo que una cara de disgusto aparezca en su cara- me puede llamar Ale.

Al decir eso, su cara cambia a una mucho más alegre.

-De acuerdo, -tras soltar una carcajada, continua diciendo- por lo que veo, eres igual a tus hermanos, así que te veré por aquí más a menudo. - a lo que yo suelto una pequeña carcajada. Como me mira confundido, aclaro:

-Bueno... creo que me va a ver más a mí que a ellos.

-¿Me podría decir por qué? - pregunta curioso.

-Simple, quien se mete conmigo, acaba peor que el pelo de mi hermano.

-¿Qué?-

-Cuando lo vea, lo entenderá- le digo con una sonrisa más grande.

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